Otros Londres de Londres
Por alguna patología venial, pero también un punto culposa, poseo una idea de los lugares que amo más deudora de las imágenes de la literatura que de los recuerdos suministrados por mi experiencia. Como me ocurre con todas las ciudades escindidas por un río, he identificado siempre a Londres con el suyo. Me he asomado tantas veces al pretil de sus puentes, narcotizado por el quieto fluir de esa oscura cinta resplandeciente en la que se van reflejando los fulgores urbanos, a la hora violeta de la que habla Eliot, que todas son ya una y la misma en la amalgama de mi memoria. La literatura se ha ocupado profusamente del Támesis. Esa corriente de agua ha sido ameno