Si usted nació en Singapur, puede considerarse una persona afortunada. Según el almanaque de la CIA estadounidense, en 2012 la renta per cápita del país en términos de poder adquisitivo (Purchasing Power Parity, o PPP en la jerga de los economistas) se estimaba en 60.900 dólares estadounidenses. Si vive en una familia de cuatro personas que esté en la mitad de la distribución de la riqueza local, usted se quedaría justo por debajo del tipo impositivo que el presidente Obama quiere para los estadounidenses más ricos. Si su familia se encuentra en el primer decil estadístico de renta, los del 99% le considerarán uno de sus peores y más codiciosos enemigos. Si ha sido favorecido por el sistema de cuotas étnicas, perdón, multiculturales, de la ciudad-estado, es posible que haya tenido oportunidades de labrarse una carrera prestigiosa en un discreto segundo plano de la elite, acumulando honores amén de riquezas. Si, además, es usted un poco pretencioso, como parece serlo Kishore Mahbubani, es muy posible que le vengan a la cabeza e incluso publique unas cuantas singapureces.