Cuerpo a cuerpo
Aunque a veces se nos olvide, acudimos al teatro para ver cuerpos. Cuerpos que se mueven, que dan vida a los personajes, que están indudablemente presentes. Si el drama linda por un lado con el ballet y, por el otro, con la escritura, en su centro puede ofrecernos la magnífica combinación de ambos: historias coreografiadas con seres de carne y hueso, que nos alientan a reconocernos y a sentir emociones físicas. Hablo, claro, de obras excepcionales.