Encarando la realidad viviente: la verdad desde la biología
Bien conocida es la boutade atribuida al popular físico Richard P. Feynman (Premio Nobel en 1965) sobre que la filosofía de la ciencia tiene tanta importancia para el científico como la ornitología para las aves. Es más: para Feynman el científico es el explorador genuino de la naturaleza, mientras que el filósofo de la ciencia es el turista que visita terrenos ya más que conocidos (destruyendo su belleza prístina si la hubiere). Esta hostilidad hacia la filosofía de la ciencia la comparte, entre bastantes otros (notablemente Alan Sokal), y aún más explícitamente que Feynman, aunque no de un modo tan ocurrente, el también conocido físico Steven Weinberg (Premio Nobel en 1979). El caso es que la filosofía de la ciencia