Cuando ya no recuerde quién soy
Dentro de unas horas abandonaré mi casa. No sé si volveré. Mi mente viaja hacia la oscuridad. Tengo la sensación de que me marcho lejos de mí. Es posible que dentro de unos meses ya no sepa quién soy, ni a quién amé, ni qué experiencias marcaron mi vida. He preparado la maleta cuidadosamente. Mis manos ya no son jóvenes, pero aún pueden doblar una camisa o unos pantalones. Me gusta el olor que desprende la ropa limpia. Me transmite sensación de orden, de equilibrio. No soporto la suciedad ni el descuido. Siempre he sido algo presumido. Cuando perdí a mi esposa, pasé unas semanas sin afeitarme ni lavarme, pero esa actitud solo agravó mi malestar. Al recobrar la rutina