
Del arte de la comida a la cocina tecnoemocional: viaja usted bajo su responsabilidad
Comencemos, pues, por el libro de la norteamericana Mary Frances Kennedy: Fisher es su apellido de casada. Nacida en una pequeña ciudad del Estado de Michigan en 1908, tuvo, por lo que cuenta, una infancia feliz, una tía que en realidad era una vecina y que fue quien la inició en los «placeres» de la comida. Fue una estudiante mediocre y una comedora desordenada, sin que entre los recuerdos que relata pueda encontrarse indicio alguno de que hubiera alguna comida medianamente delicada. De hecho, hubo de esperar veintiún años para, ya casada, llegar a Dijon, donde su marido intentaba acabar un doctorado, para iniciarse en una cocina elaborada de acuerdo con los moldes clásicos, catar vinos decentes y aprender las bases de los rituales apropiados del arte de comer.