1 julio, 2004
Crear PDF de este artículo. Esta novela se inicia de la siguiente manera: el narrador está en el jardín de su casa; extiende la vista y extiende su mente. Imagina luego un espacio urbano conocido: Budapest, el Hotel Korona, la Plaza de la Liberación… Comienza a rescatar imágenes del pasado. Todo adquiere el carácter de la presentación de un escenario a telón alzado momentos antes de que se inicie la representación del drama. Se van concentrando, como en un movimiento centrípeto, las ideas que acuden a su mente, lo mismo que las imágenes. Este hombre es escritor, se dispone a emprender su novela más arriesgada. Se encuentra en una etapa de su vida en la que «en torno a los
Crear PDF de este artículo. El novelista norteamericano Mark Twain pertenece a una raza ya extinguida de escritores, anteriores a la crisis del lenguaje que sacudió con extrema violencia el siglo XX , para quienes narrar era algo tan natural, espontáneo y poco sofisticado como hablar, respirar, comer, beber o pescar truchas con la mano. Twain fue de los últimos en poseer aún la robusta confianza en el progreso y el optimismo y la fe contagiosa de los grandes espacios abiertos. La Naturaleza todavía le habla con su susurro de hojas y él sabe interpretarla. En los libros de Twain el sol pica, la abeja zumba, la madera cruje, las rosas se abren y los caballos sudan. Escribir es un
Crear PDF de este artículo. El sombrío jefe apache Jerónimo, durante los largos años de cautiverio en Fort Still (Oklahoma), se burlaba ocasionalmente de sus captores recordándoles que «nunca lo habían atrapado disparando», esto es, capturado en la batalla. El general (y luego presidente) Ulysses S. Grant, durante los muchos años en que fue fotografiado –en el campo de batalla, en casa, en la mansión presidencial–, podría haberse burlado de los fotógrafos de un modo muy similar: nunca lo sorprendieron sonriendo y raramente lo sorprendieron limpio. Su gran capitán, ya fallecido, Abraham Lincoln, inspiraba a los fotógrafos; Grant simplemente los agotaba, al igual que, en su momento, había agotado a Lee. Hay una fotografía, tomada el Día de la Inauguración
Crear PDF de este artículo. Medardo Fraile (Madrid, 1925) es uno de los autores, a estas alturas casi legendarios, que conformaron el que se dio en llamar «Grupo de los cincuenta». Comenzó como dramaturgo, adscrito a un conjunto de jóvenes autores denominado «Arte Nuevo», que a finales de los años cuarenta tuvieron la osadía de defender en España el teatro de vanguardia. De aquel grupo formaron también parte Alfonso Sastre, Alfonso Paso, José Gordon, José María Palacio, Carlos José Costas y José Franco. La obra de Medardo Fraile El hermano fue significativa de una época y de una manera de hacer teatro. Alejado de España desde 1964, Medardo Fraile permaneció durante muchos años ejerciendo en Glasgow la docencia universitaria. Autor
Crear PDF de este artículo. Con más de medio siglo, El laberinto de la soledad, constituye el aldabonazo ensayístico de Octavio Paz, «una confesión, una búsqueda de mí mismo también». La búsqueda de una interpretación de la historia mexicana en la que su más repetida obsesión intelectual (la soledad del hombre contemporáneo y el sueño de la comunión entre la humanidad, podría lograrse sólo a través del arte –con las palabras de Valéry: «La poesía es, en realidad, nombrar las cosas, crearlas de nuevo») confiere a sus páginas un recorrido que colinda con la filosofía, la literatura, la antropología y, claro está, los hechos históricos, las epifanías nacionales, incluso aquellas ocurridas en los lejanos tiempos en que la nación no
Crear PDF de este artículo. Troya y el mito. En The Writer's Journey, de Christopher Vogler, que es una especie de biblia para guionistas cinematográficos en ciernes, se enseña que la «estructura mítica» es lo que se halla en la base del éxito de las grandes películas de Hollywood: «Las historias que contamos hoy tienen mucho en común con la antigua energía de los mitos. Los patrones estructurales y los personajes arquetípicos de los mitos proporcionan la base de la narración moderna y todos los escritores deberían familiarizarse con estos elementos». Vogler se inspira, claro está, en Jung y en su discípulo mitógrafo Joseph Campbell (véase El héroe de las mil caras, FCE, México, 1959, y la tetralogía Las máscaras
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