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The American Century – LatAm(I)

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Hace dos semanas argumentábamos en Una Buena Sociedad que la centuria americana no está aquí, pero se la espera. Y hace una semana lamentábamos que la centuria europea ni está ni se la espera Véanse, The American Century – RdL – Revista de Libros y The (Lost) European Century – RdL – Revista de Libros. En esta entrada, y en otras que aparecerán en las próximas semanas, trataremos de fundamentar con más detalle nuestro mal-disimulado entusiasmo por la expectativa de una centuria americana y nuestra decepción por la más que probable ausencia de una centuria europea. Hoy hablamos de LatAm, la región al sur del río Grande.

América Latina, o LatAm (abreviación del término inglés Latin America), es una región de una extensión de más de 20 millones de kilómetros cuadrados y una población en torno a los 627 millones de personasVéase, https://en.wikipedia.org/wiki/Latin_America. . Por su extensión geográfica, destacan Brasil (8,51 millones de kilómetros cuadrados), Argentina (2,78 millones) y México (1,96 millones). Por su población, los países más prominentes son Brasil (214,33 millones de habitantes), México (126,71 millones), Colombia (51,52), y Argentina (45,28 millones). Incluyendo la población de Estados Unidos (331,89 millones) y Canadá (38,25 millones), el continente americano está poblado por unos mil millones de personas, y tiene una extensión cercana a los 40 millones de kilómetros cuadrados. Con una extensión geográfica de este tamaño –y solamente por ello abundantemente dotada de recursos naturales–, y una población que, siendo considerable, no presiona sobre este impresionante territorio, nuestras expectativas de una centuria americana tienen ya un sólido fundamento.

Pero es que hay más. Mucho más. En primer lugar, sobre la cuarta parte del territorio continental americano se sitúa el país más rico y poderoso del mundo, además de los ingentes recursos naturales de que dispone. No el más rico en términos per cápita. Si tal fuera la cosa, que un país de 330 millones de habitantes tuviera la mayor renta per cápita del mundo, apaga y vámonos, ¿no creen? Estados Unidos de América no tiene la mayor renta per cápita, pero es el más rico y poderoso del mundo en términos absolutos, lo cual basta y sobra para que los demás países lo admiren con sana envidia o lo odien con vehemencia –ríanse ustedes de leyendas negras peninsulares–.

Por si lo anterior fuera poco, las otras tres cuartas partes del continente americano en el que se asientan el resto de sus países están dotadas de recursos naturales, en el suelo, en el subsuelo y en sus aguas colindantes, que ponen los dientes largos a propios y extraños.

Que buena parte de esta riqueza real y potencial no está repartida con criterios ni de equidad, ni de justicia ni de eficiencia, es una tragedia que destruye vidas humanas en su vertiente más dolorosa y rabiosa, e impide la realización del inmenso potencial del continente americano en su lado más frustrante e irritante. Si la centuria americana ha de llegar, este despilfarro moral y económico habrá de solucionarse. Es decir, los americanos tendrán que solucionarlo de forma que la inequidad, injusticia e ineficiencia se reduzcan a lo humanamente tolerable, que ya sabemos que las utopías no son de este mundo.

De la recalcitrante falta de equidad y justicia, y hasta de una cierta ineficiencia económica, en Estados Unidos no hablaremos hoy. Solamente diremos que hay motivos para ser moderadamente optimistas. Y ya va siendo hora de cruzar el río Grande.

oooOooo

Podríamos dedicar una entrada completa a cada uno de los países que componen LatAm, ¿no es así Sapientísimo? En este espíritu, nos reservamos el placer de seguir insistiendo sobre este tema en futuras entradas. Hoy consideraremos dos países latinoamericanos llamados a ser protagonistas señalados en el futuro del continente: Argentina y Brasil. Brasil, con quien empezaremos la discusión, en el contexto del reciente viaje de Lula a Estados Unidos. Argentina, a propósito de una descabellada idea que los presidentes brasileño y argentino, Lula y Alberto Fernández, lanzaron recientemente al viento de verano, que se encargó de achicharrarla casi al instante.

Brasil

En nuestra entrada del pasado 14 de septiembre, apostábamos por la derrota de Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales brasileñas y por el avance de la democracia en Estados Unidos a través de las elecciones midterm de noviembre pasadoVéase, https://www.revistadelibros.com/la-inclemencia-en-un-continente-a-la-deriva/. Ambos eventos sucedieron. No sin impedimentos y atascos, pero sucedieron. El continente americano ha salido reforzado tras estas señaladas victorias. El presidente Lula comenzó su mandato el pasado mes. Ha heredado una situación complicada, con una economía que, aún habiendo crecido casi un 5% en 2021 y casi un 3% en 2022, hoy está al nivel en que estaba cuando Lula dejó el poder a finales de 2010. En los ocho años de 2003 a 2010, Lula da Silva fue capaz de apalancar una extraordinaria bonanza en el precio de las materias primas para reducir la pobreza, crecer a un ritmo del 4,5% anual, aumentar la renta media de los brasileños en un 50% y reducir el endeudamiento del país. Hoy, Lula se enfrenta a elevada inflación, un elevado nivel de deuda, para un país en desarrollo, del 88% del PIB, una considerable degradación medioambiental y la todavía existente amenaza antidemocrática del presidente anterior y sus seguidoresVéase, https://www.economist.com/the-americas/2023/01/26/as-lula-takes-over-brazils-economic-prospects-are-looking-up. . Pero si miramos detrás de estas apariencias, observamos que los altos precios de las materias primas que tanto hicieron por Brasil en 2003-2010, hábil y moderadamente apalancados por Lula, siguen hoy en niveles elevados. No tanto como en 2022, pero elevados, sin embargo. Y aún pudieran mantenerse e incrementarse si la economía mundial, como parece ser, evita la recesión y se acelera moderadamente. Por su parte, la tasa de inflación lleva meses en descenso, en buena parte provocado por una agresiva política del banco central que bien podría empezar a reducir su tasa de interés de referencia, hoy situada en un 13,75%.

Brasil necesita reformas profundas y estructurales, y una mayor integración en las cadenas globales de suministro. Recientes acuerdos con la Unión Europea facilitan dicha integración y reducción arancelaria.
El pasado viernes 10 de febrero, los presidentes Lula y Biden se reunieron en la Casa Blanca, en la primera visita internacional del presidente brasileño fuera de LatAm. La agenda incluía el reforzamiento de la democracia en el continente, la mayor colaboración en energías alternativas y sostenibilidad ecológica, y la recuperación de la importancia de Estados Unidos como un trading partner, desplazado por China en años recientes (Argentina sigue siendo el primer trading partner). A cambio, Biden ha ofrecido inversiones en Brasil y el apoyo de su administración a la candidatura de Brasil a la OECD, un club de países ricosVéanse, https://www.economist.com/the-americas/2023/02/09/brazils-new-president-is-visiting-joe-biden-to-boost-relations y https://www.whitehouse.gov/briefing-room/statements-releases/2023/02/10/joint-statement-following-the-meeting-between-president-biden-and-president-lula/.

Francamente, y pensando en la antigua madre patria de Brasil, Portugal (esperen, esperen al menos a leer nuestro párrafo final), la colaboración entre Brasil y Estados Unidos is the way to go.

Es posible que la nueva presidencia de Lula no obtenga el señalado éxito de su anterior. China está muy anclada en muchas partes de Latinoamérica y podría complicar el acceso de Brasil a una posición geoestratégica de mayor importancia en el mundo. Pero China es un coloso con pies de barro. No es el futuro. Con moderación y habilidad, y Lula ha demostrado tenerlas, y con un clima internacional favorable, Lula podría pasar a la historia una vez más.

Argentina

A mediados de agosto del presente año, el domingo 13 concretamente, comenzará en Argentina el proceso electoral con las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (denominadas PASO, naturalmente), seguidas por la primera ronda de las presidenciales el 22 de octubreVéase, https://www.pagina12.com.ar/520938-calendario-electoral-2023-que-se-vota-y-cuando-son-las-paso-..

Aunque es esta una oportunidad para que los votantes argentinos se sacudan décadas de corporativismo y populismo perniciosos, lo más verosímil es que la inflación, cercana al 100% anual, y un posible repudio de la deuda soberana –la décima desde la independencia del país–, compliquen la mejora de la economía argentina, lo cual es una calamidad, que quieren que les digamos, para un país tan hermoso y tan potencialmente rico.

El triste contraste entre Argentina y Brasil hace completamente incomprensible el reciente anuncio de los presidentes Alberto Fernández y Lula de empeñarse en una unión monetaria entre los dos paísesVéase, https://www.economist.com/finance-and-economics/2023/01/26/argentina-and-brazil-propose-a-bizarre-common-currency.. Esta vez no es el «gaucho» –no es la primera vez que se les ocurre tan absurda idea–. No sabemos cual es el nombre de la moneda propuesta porque esta iniciativa está ya moribunda, achicharrada por el viento de verano.

Para Lula, la potencial ganancia de aumentar sus credenciales como líder internacional se ve ampliamente oscurecida por la imposibilidad de una unión monetaria entre dos socios con tan desiguales tasas de inflación y de interés, además de las perennes necesidades argentinas de financiación exterior.

Porque eso es lo que realmente quiere el gobierno argentino. Sus reservas de dólares escasean, dada su elevada tasa de inflación y la necesidad constante de defender su moneda, comprándola en los mercados de cambio y sangrando dólares en el intento. Si la moneda única no prospera, que no ha de hacerlo, el gobierno argentino intentaría mantenerla como una tercera moneda en curso, junto con el peso argentino y el dólar. Incluso en estas condiciones, Brasil, que es el principal socio de comercio exterior de Argentina, tendría que soportar la financiación del comercio exterior, el Fondo Monetario Internacional estaría menos inclinado a ayudar a Argentina (ya que Brasil funcionaría como una fuente alternativa de financiación) y Brasil no saldría ganado de ninguna de las maneras. La propuesta está ya definitivamente en el dique seco.

Todo lo cual ha resultado ser para Argentina una pérdida de tiempo y de energía. Uno se puede consolar con la idea de que la creatividad argentina en música contemporánea, la música «trap» por ejemplo, y el liderazgo que la nación ocupa en el revivir de la influencia musical latina en el mundo, además de muchas otras manifestaciones de la creatividad de este hermoso país, hacen de Argentina un país relevante en el contexto internacionalVéase, https://www.economist.com/the-americas/2023/01/26/a-new-generation-of-argentine-musicians-is-topping-the-charts.. Pero va siendo hora de que Argentina se libere de sus propias y heredadas ataduras sociales y económicas. Su potencial es inmenso. Su realidad es triste.

Países hermanos… ¿de quién?

Desde hace unos pocos años se viene celebrando en muchos países de LatAm el bicentenario de sus respectivas independencias de la «madre patria». Los vínculos entre estos países y España, históricos, económicos y personales, son ciertamente importantes. Es más, creemos que tales vínculos podrían ser de enorme importancia en una Europa renacida, incluida una España rediseñada radicalmente para aumentar la prosperidad de todos sus ciudadanos. Y sin perjuicio de tales vínculos y de todo lo bueno que pudieran traer, el futuro de LatAm está, lo creemos firmemente, en un continente americano en más perfecta colaboración.

La reciente y creemos que perversa ola de nostalgia por las pasadas glorias del imperio de las Españas es un factor más en el torpe ensimismamiento patrio. Leamos, entre otros, al eminente autor mexicano Fernando Benítez (Tierra incógnita, Los indios de México, Ediciones Era, 1972) y entenderemos sin lugar a duda que las sociedades que los gobiernos de criollos independizados heredaron no podían ser capaces de aumentar la prosperidad y justicia entre todos sus habitantes. Y observen la historia de esos doscientos años de independencia para concluir de forma ineludible que los gobiernos de esos países independientes reprodujeron, década tras década y generación tras generación, muchos de los vicios que habían heredado. Doscientos años de corporativismo y malversación. Volviendo a los vínculos con la madre patria, que sigan, cómo no, por si algún día Europa y España renacen. Pero sus seguros servidores creen mucho más fructífera la expansión de miras hacia el norte y hacia una más perfecta integración entre los mil millones de almas que habitan esos cuarenta millones de kilómetros cuadrados que constituyen el continente americano.

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Ficha técnica

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