Vuelta al tajo
En diciembre del año pasado apareció el último número de RdL en formato papel. La crisis venía arrastrándose unos años, y las instituciones andaban cortas de fondos. Me dijeron que las cosas no podían seguir como antes y volví a casa preguntándome qué diablos podía hacer. Hablé con los colaboradores más próximos y todos adoptamos una actitud soñadora, que es la más socorrida cuando a uno no se le ocurre nada. Así seguimos un rato, tengo que decir que muy breve. Permaneció unida y apretada la red de colaboradores, que es enorme; los equipos editoriales no dejamos de vernos y hablar; y en ningún momento perdimos contacto con la Fundación Caja Madrid, que no daba el proyecto por liquidado y que continúa apoyándonos.