1 octubre, 2003
Crear PDF de este artículo. Una de las primeras conclusiones que se saca de la lectura del primer volumen de esta ambiciosa historia de la familia europea es que en la Edad Moderna esa familia sencillamente no existía, al menos como modelo uniforme. En primer lugar, los autores toman como punto de partida la clásica tesis de John Hajnal sobre la existencia en Europa de dos pautas de matrimonio Véase sobre todo su «European Marriage Patterns in Perspective», en David V. Glass y David E. C. Eversley (eds.), Population in History, Eduard Arnold, Londres, 1965, págs. 101-135.. El modelo que predominaba en el oeste del continente se caracterizaba por una edad de primer casamiento tardía (entre veinticuatro y veintiocho años)
Crear PDF de este artículo. La Historia de la Familia, disciplina plenamente consolidada y reconocida fuera de nuestras fronteras, está empezando por fin a dejar de ser un campo de investigación novedoso en España. Si hasta hace poco nos quejábamos de la falta de obras originales y de traducciones próximas en el tiempo sobre el tema, en los últimos años asistimos a un progresivo goteo de unas y otras, tanto obras generales (la más reciente: Historia de la familia europea) como estudios centrados en aspectos concretos. Entre estos últimos encontramos el libro de Raffaella Sarti sobre la vida material de las familias o el de José Enrique Ruiz-Domènec acerca del matrimonio. El de Sarti, Vida en familia, se sitúa muy
Crear PDF de este artículo. En sus últimos escritos, Noam Chomsky, fundador de la gramática generativa y máximo representante del enfoque biologicista en el ámbito de la lingüística teórica, insiste en una idea que formuló por primera vez hace ya varias décadas para trazar una clara línea divisoria entre dos maneras distintas de concebir el lenguaje y las lenguas. Para muchos estudiosos, las lenguas son códigos compartidos, entes sociales externos a las mentes de los hablantes. Para Chomsky y sus seguidores, en cambio, las lenguas constituyen, ante todo, estados (relativamente estables) de la mente de los individuos: hacen hincapié en que el lenguaje es una propiedad del código genético de la especie. Desde esta perspectiva internista, el lenguaje se trata
Crear PDF de este artículo. Uno tras otro, los centenarios de los escritores del exilio van abonando una vieja deuda colectiva y puede que además vayan alimentando las buenas conciencias de quienes creen que bien está lo que bien acaba. Max Aub no lo creyó nunca así, ni seguramente Luis Cernuda. Éste arremetió tempranamente contra el naciente canon de la poesía española contemporánea que, mediados los años cincuenta, reservaba un buen lugar a la llamada «generación del 27» pero no precisamente a él. Aub se enfadaba en 1969 con aquellos locuaces jóvenes españoles que no le habían leído y parecían aceptar como un logro propio la muy relativa comodidad de la España desarrollista: lo contó en las páginas dramáticas de
Crear PDF de este artículo. Los principales aliados de la poesía de Tomás Segovia (Valencia, 1927), hispanomexicano de la segunda generación del exilio como lo define muy bien Carlos Piera, son el atento oído y una imaginación que genera metáforas con una facilidad sorprendente. Es imposible no dejarse seducir por un ritmo polimétrico cuyo espectro versal oscila desde una sílaba sola hasta alejandrinos o líneas aún más largas. Desde el primer libro que ha sido incluido en la antología En los ojos deldía, preparada por Aurelio Major, Anagnórisis, apreciamos ese poderoso imán de la palabra de Segovia, dueña de precoz maestría –tenía entonces treinta y cuatro años– retórica: reduplicaciones, anáforas, prosopopeyas, antítesis y demás recursos. No obstante, en esa desaforada
Crear PDF de este artículo. El Romanticismo propició, tras su agotamiento, la aparición de dos imágenes de la creación y del poeta: el arrebatado visionario de instinto, cuya figura viene encarnada por Rimbaud, y el poeta estudioso y consciente que aporta a su oficio una inteligencia cargada de pasión, como Mallarmé o Eliot. El destino final de ambos, sin embargo, confluye y no es, en el fondo, más que una extensión de la línea fundamental de la estética romántica: la búsqueda de la esencialidad en el lenguaje, de la pureza o impureza de una palabra absoluta. Sánchez Robayna pertenece, sin duda, al segundo tipo, y gusta de retratarse así: «El estudio, las horas de la mesa, / la lámpara encendida,
Crear PDF de este artículo. Como si fuera un fantasma en busca de sosiego y morada, el declinismo se está instalando subrepticiamente en parte de la prensa de opinión norteamericana.¿Se cansan los flag-wavers («los que ondean la bandera») de exhibir su orgullo de barras y estrellas? Una década después del derrumbamiento de la Unión Soviética, la discusión acerca de si Estados Unidos se encuentra en una fase temprana de su cenit histórico o si, por el contrario, hace tiempo ha iniciado el camino de la decadencia, ha dado paso en algunos comentaristas a cierto pesimismo que coincide con la falta de progresos y el evidente encharcamiento en el Iraq posbélico. Se encuentran declinistas a uno y otro lado del espectro
Crear PDF de este artículo. Diablo guardián es una novela prolija, incontinente, y a duras penas transitable si se desconoce el habla popular mexicana. Lo último lo soluciona un buen diccionario, pero para contrarrestar la prolijidad y la incontinencia hay que armarse de paciencia. No queda otro remedio, y es muy probable, pese a todo, que el lector llegue a la última página, no ya exhausto por los largos circunloquios de la pícara Violetta, sino sin saber de este personaje mucho más de lo que ya sabe cuando bordea las doscientas páginas. Cuando una novela, antes de su mitad, es ya un cúmulo de reiteraciones, suscita la creencia de que lo que resta son palabras devaluadas, y es indudable que
Crear PDF de este artículo. Se haya debido a requisitos editoriales o haya obedecido a exigencias de autor, hay que admitir de entrada que la decisión de publicar El día del Watusi en tres entregas ha conseguido generar el ambiente de expectación crítica que le convenía a una apuesta tan ambiciosa como la planteada por Francisco Casavella. De hecho, tras la aparición del primer volumen, Los juegos feroces, no fueron pocas las voces que creyeron reconocer, además de una excelente novela, la primera parte de lo que se perfilaba como uno de los proyectos narrativos más notorios de los dedicados a la España de la transición. No obstante, como suele ocurrir que a las apresuradas previsiones entusiastas les siguen después
Crear PDF de este artículo. Recientemente ha cuajado en la novela española un tipo de narración que, tras el éxito comercial de algún título hace un par de años, ha sido etiquetada muy a la ligera como «relato real», tal vez porque se acerca en sus fines y en sus formas discursivas a los del periodismo. El relato real, que encierra una evidente confusión terminológica desde el punto de vista de la teoría literaria al mezclar realidad empírica y ficción, tiene como objetivo asentar una supuesta ficción en los cimientos de unos datos reales, comprobados o no, y conformarla de tal modo que parezca al tiempo una novela histórica y un reportaje periodístico. No podremos afirmar con seguridad que El
Crear PDF de este artículo. No ha sido la autobiografía un género especialmente frecuentado en nuestra literatura, a pesar de lo cual contamos con algunos ejemplos que valen por toda una tradición genérica: así, y acotando el espacio cronológico únicamente al pasado siglo, La novela de un literato de Cansinos-Assens, La arboleda perdida de Alberti, Desde la última vuelta del camino de Pío Baroja, Mi medio siglo se confiesa a medias de César González-Ruano o Los pasos contados de Corpus Barga. O los más recientes tomos de las memorias de Antonio Martínez Sarrión o José Manuel Caballero Bonald, sin olvidar un verdadero monumento de memorialismo sincrónico como es el caso de los diarios de Andrés Trapiello, designados con el epígrafe
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