Buscar

Estud. prel. P. Jiménez Guijarro

image_pdfCrear PDF de este artículo.

Erasmo hizo del texto, de la literatura, casi una religión, para así mejor poder acercarse a la religión, a la pietas, engranada en los textos. De todos los textos, quizás y comprensiblemente dejando aparte los de Aristóteles, canibalizado por una especie entonces floreciente, la de los teologastros sorbonienses. Erasmo hizo del escrúpulo filológico algo más que el leitmotiv de toda su empresa intelectual. De toda, Enchiridion, texto eminentemente piadoso, de 1501, incluido. Convirtió así esa empresa, a la postre, en una operación que la investigación reciente (Manfred Hofmann, por ejemplo, en 1994) identifica como teología retórica. Hizo del texto bíblico y de la exégesis patrística, atenta la realidad del lenguaje y la transmisión del texto, preocupación abordable con las herramientas de la filología. Y filología significa aquí lección de los clásicos grecolatinos –doliéndose siempre de no poder atender la de los hebreos– que actuaban, con su literatura, la oportuna praeparatioevangelica, anticipo atendible de la Palabra revelada. Filología bíblica, pues, y de la mejor, la aprendida con Lorenzo Valla. Y a partir de ahí, todo lo demás, incluyendo clásico popular como la Institutio PrincipisChristiani, educación para el príncipe cristiano, cercana, por su fecha al texto emblemático en todo esto, al peso pesado de todo este certamen libresco: el Novum Instrumentum, acceso al Nuevo Testamento, de 1516. Cercana, también por fecha, a otros textos mayores del canon establecido en materia de pensamiento político, de Maquiavelo y Moro, clásicos también populares. Pero ningún clásico, por popular que sea, merece ser obsequiado con un tratamiento de textos como el que ahora propina, Tecnos mediante, Pedro Jiménez Guijarro. Y menos que nadie, por lo dicho de atención escrupulosa al texto, Erasmo. No entro en la interpretación servida desde el estudio preliminar, perfectamente desinformado –no están ni Augustijn ni Halkin, por citar monografías traducidas, no están ni Sabine ni Skinner, por citar manuales traducidos, está Bataillon en edición traducida de 1950, como si no hubiera otra, está artículo tan vetusto como obsoleto de Montesinos, informando sobre Alonso de Valdés, y está un texto de elaboración casera haciendo lo propio sobre Mariana–. Ni interpretación ni desinformación, la cuestión es de capacidad, almodovariana si tuviera gracia, para a su vez desinformar al lector, jugando al despiste: un Calvino de siete años se convierte en creador de un «calvinismo» que ya inspiraría la predicación suiza de Zwinglio en 1516, el mismo año, por cierto, en que Lutero fuera declarado hereje, un año antes, lo cual tiene mérito, de lo de las 95 tesis. Todo en el mismo párrafo (p. xi), todo en la misma sección de «encuadramiento» histórico del clásico. Y a qué extrañarse, vistas las patadas al texto, con las coces propinadas al contexto. Porque el problema es, hirientemente, de tratamiento del texto, no de su envoltura, siempre prescindible. Se traduce a partir de edición erasmiana de principios del siglo XVIII , la de Clericus, de Leyden, que ha servido de edición de referencia hasta que desde 1969 se va disponiendo, pieza a pieza, de los textos erasmanos en la trabajada y monumental edición de Amsterdam. Allí encontró acomodo, a mediados de los setenta, una excelente edición crítica, por O. Herding, del clásico en cuestión, disponiéndose desde entonces de fijación textual infinitamente más fiable (Opera OmniaD. Erasmi Rterodami, 4/1, Amsterdam, North-Holland Publ., 1974, pp. 97-130 para un, ahora sí, estudio preliminar, y 133-219 para un texto razonablemente seguro). Son apoyaturas que se desprecian, con el mismo desprecio que desautorizó a Erasmo, en su momento, por su condición de gramático invasor de la teología. En tiempos, ya se sabe cómo se desenvolvió el affaire de la Políglota complutense. Implicó, entre otras cosas, un archisabido non placet Hispania del de Rotterdam. Y la respuesta, a la vuelta de unos siglos, a punto de cambiar de milenio, es editar clásicos populares como quien perpetra una venganza.

image_pdfCrear PDF de este artículo.

Ficha técnica

3 '
0

Compartir

También de interés.

Dumbo ya está maduro