Una temporada en el infierno
Crear PDF de este artículo.Todos los hombres custodian un secreto que les cuesta trabajo compartir. Mi amigo Álvaro Delgado-Gal, también. Esa situación solo duró veinticuatro horas, pero le causó tanta ansiedad que me convocó en su casa, fingiendo que solo quería hablar conmigo del futuro de Revista de Libros. Situado cerca del Convento de las Descalzas Reales, el edificio donde reside desprende un aroma galdosiano. Cuando subes por las escaleras de madera y escuchas el crujido de tus propios pasos, sientes que Torquemada, el prestamista, aparecerá en un descansillo con su mirada de ave rapaz, especulando si puedes convertirte en su próxima víctima. Hace unas semanas, Álvaro descubrió por azar que en el último piso había una trampilla en el