
La novela-confesión polifónica de Svetlana Aleksiévich
«Soy la típica filóloga»: así contestó hace años Svetlana Aleksiévich cuando le preguntaron cómo dio el salto del periodismo a la literatura, en referencia al origen griego del término, «amor o interés por las palabras». «Escribí mi trabajo final de carrera sobre Dmitri Písarev», un filósofo y nihilista ruso: «Me atraía su manera de pensar radicalmente diferente». Licenciada en Periodismo en Minsk en 1972, cuatro años más tarde leería el libro que marcaría su proyecto como escritora: Soy de una aldea en llamas, de Alés Adamóvich. En esta narración documental, se rescataban casi trescientos testigos directos del genocidio perpetrado por los batallones punitivos nazis en las aldeas bielorrusas. El epítome de estas masacres fue el pueblo arrasado de Jatín, cuya población fue exterminada en la primavera de 1943.