Los destinos narrativos (II)
Decíamos ayer que la modernidad ilustrada desechó hace tiempo, a golpe de martillazos racionalistas, el falso ídolo del destino. Ahora, alternamos nuestra fe en el azar con una tercera vía que consiste en el ejercicio de la voluntad: forjar un destino personal a través del carácter. En este contexto, ganar un premio de la lotería sólo podría considerarse un atajo afortunado.