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La guerra civil de Bartolomé Bennassar

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El renovado interés por la Guerra Civil española se extiende actualmente mucho más allá de España. Al menos dos nuevas historias están escribiéndose ahora mismo en Estados Unidos, una tercera está preparándose en Inglaterra (donde algún tipo de estudio en un solo volumen aparece cada pocos años) y el distinguido hispanista Bartolomé Bennassar acaba de ofrecernos una importante nueva historia en francés. Un nuevo libro de Bennassar constituye siempre un acontecimiento especial, ya que no es sólo el más prolífico de los hispanistas franceses, sino también el de mayor alcance y el más versátil. Es un especialista en la historia de España en la época moderna que ha contribuido, asimismo, con importantes estudios a la historia contemporánea. Entre sus numerosísimas obras, Bennassar es conocido sobre todo, probablemente, por su ingente estudio sobre la región de Valladolid en el siglo XVI (1967), por su historia de la Inquisición (1979) y por su penetrante análisis sociocultural L'homme espagnol:attitudes et mentalités du XVIeau XIXesiècle (1975). Su dedicación a la historia contemporánea es más reciente: su biografía Franco (1995) es un relato equilibrado y objetivo del anterior Jefe del Estado, mientras que su breve Franco: enfance et adolescence (1999) es el mejor tratamiento escrito en ningún idioma sobre las tres primeras décadas de vida de Franco. Bennassar justifica la publicación de otra historia más de la Guerra Civil en un solo volumen por la gran cantidad de nuevos datos que han pasado a estar disponibles en los últimos años y por el volumen considerable de nuevas investigaciones que se han completado. Entre los numerosos tratamientos en un solo volumen, su nuevo libro es único por su estructura y su énfasis. Aproximadamente cincuenta páginas se dedican a realizar un bosquejo de la República y de los antecedentes inmediatos de la guerra. Sigue una sección de doscientas páginas que cuenta la historia de la guerra, ocupándose de asuntos militares, así como de las dos represiones y de la historia política inicial de ambas facciones. La segunda gran sección, de menos de un centenar de páginas, se llama «Le laboratoire du siècle» y trata de la política de la guerra, abordando la revolución, la evolución del sistema franquista, los asuntos internos republicanos, el papel de la propaganda y la desinformación, y los nuevos tipos de armas y tácticas militares utilizados.

La tercera y última parte, de más de un centenar de páginas de extensión, analiza «Les lendemains» no en términos de la historia del franquismo, sino centrándose, en cambio, en la represión de la posguerra, el exilio republicano y la resistencia. Esta última parte es la más exclusiva y original, ya que ninguna otra historia en un solo volumen ha dedicado nunca tanta atención a estos temas.

La obra de Bennassar se caracteriza en general por su capacidad para presentar grandes cantidades de datos complejos y para analizarlos e interpretarlos con sensibilidad, equilibrio y objetividad. Estas cualidades se ponen claramente de manifiesto en la presente obra. Su breve tratamiento del contexto histórico es ecuánime y penetrante. Básicamente se muestra de acuerdo con la fórmula de Javier Tusell de que la Segunda República fue una «democracia poco democrática», señalando las diversas violaciones y limitaciones de constitucionalidad que caracterizaron la historia de la República.Al igual que casi todos los historiadores, subraya la importancia de la insurrección revolucionaria de 1934, «que se convirtió en el preludio de la Guerra Civil al desencadenar un proceso revolucionario que nunca llegaría a controlarse». Para Bennassar, el gran fracaso del reformismo republicano fue la ausencia de una reforma agraria más seria. El proceso cuasirrevolucionario que estalló más tarde en la primavera de 1936 no hizo tanto por rectificar el problema como por contribuir a que comenzara la guerra. Bennassar rechaza la versión simplista y políticamente correcta según la cual un grupo de conspiradores militares iniciaron el conflicto en julio de 1936 por razones puramente egoístas, viendo el estallido de la guerra como un proceso interactivo más complejo en el que se vieron involucradas tanto la izquierda como la derecha. Como parece inevitable en historias en un solo volumen, los aspectos militares reciben un espacio comparativamente limitado. Tras esbozar los meses iniciales de lucha, Bennassar dedica un largo capítulo a una exposición competente de «Las grandes batallas» desde la campaña del norte de 1937 hasta el final de la guerra para ocuparse seguidamente de otros temas. El aspecto más notable de la primera parte del libro es la sección de veintiuna páginas dedicada a las dos represiones. Aquí se vale de las nuevas investigaciones de la última generación, es cuidadosa y equilibrada y ofrece indudablemente el mejor tratamiento breve de las represiones que pueda encontrarse en ninguna historia de la Guerra Civil en un solo volumen y en ningún idioma. Bennassar señala las diferencias entre las dos represiones, pero también concluye que el énfasis políticamente correcto en la «espontaneidad» de la represión republicana, en contraposición a la de los nacionales, requiere de matices y precisiones considerables. Acepta cautelosamente las conclusiones del volumen Víctimas de la Guerra Civil de Santos Juliá y otros, que tabula el número total de víctimas en ambas facciones y lo sitúa en una cifra superior a las ciento veinte mil personas, pero concluye que durante la guerra misma «la violencia asesina de la revolución igualó a la de la reacción, lo que, además, es lógico, ya que –al menos hasta el final de 1936– la España del Frente Popular contaba con una población mayor». En la segunda parte del libro, el capítulo de veinte páginas que trata de la revolución es breve pero claro y convenientemente matizado. El tratamiento de la política republicana, sin embargo, es demasiado breve y no puede hacer por ello plena justicia a todas las complejidades en juego. No se sacan a colación los matices completos de la política soviética y la conclusión de que la política republicana tendió «hacia un modelo estalinista» es quizá demasiado fuerte. Las políticas comunistas triunfaron, al menos hasta el inicio de 1939, pero el plan soviético para la República en aquel momento no era el estalinismo pleno sino la «República Popular», un modelo desarrollado en primer lugar para Mongolia en 1924, que permitió un semipluralismo limitado, si bien bajo dominio soviético.

Como se ha indicado previamente, la tercera parte del libro es la más original.Aquí Bennassar presenta importantes nuevas investigaciones propias sobre la política francesa relativa a los exiliados republicanos en Francia y sobre las condiciones de éstos durante el período inmediatamente posterior a la guerra. Estos datos proporcionan una gran cantidad de información nueva sobre la situación de los emigrados que corrige las impresiones habituales de la indiferencia oficial francesa, aunque revelan también en cierto detalle los puntos débiles de la política gala –especialmente en los estadios iniciales– y los sufrimientos experimentados por los exiliados en los campos franceses. Bennassar examina también brevemente la reconstrucción de los grupos políticos republicanos en el extranjero y la notable contribución de los exiliados a la Resistencia y a las fuerzas militares francesas de liberación. También expone las condiciones de vida de los exiliados en la sociedad francesa durante los años posteriores y su contribución a la economía del país. La última parte examina también la naturaleza y el alcance de la represión franquista dentro de España durante el período inmediatamente posterior a la Guerra Civil y concluye con un resumen del «exilio interior» de la izquierda en España y su oposición a la dictadura durante los años cuarenta. Las secciones que tratan de los exiliados en Francia constituyen una importante contribución a la historia de las secuelas de la Guerra Civil.

El libro concluye apropiadamente con breves observaciones sobre la memoria histórica de la Guerra Civil y las actitudes contemporáneas hacia ella.

Bennassar tilda la reciente formación de la «Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica» de Emilio Silva de «legítima y necesaria», aunque añade a continuación que «siempre que esta "recuperación" sea total, diferenciada, precisa y dirigida con método y rigor». Por ello rechaza el libro de Silva y Santiago Macías, Las fosas de Franco, como «un modelo a no imitar» por su confusión y exageración (aquí supongo que se refiere a la segunda mitad de Macías). Bennassar rechaza los argumentos de los «rupturistas» de que debe culparse a la transición democrática por su política de amnistía total para todos con objeto de enterrar el pasado de una vez para siempre. Concluye que «no había otro camino que la transición democrática» en la forma en que se llevó a cabo. Cualquier intento de reabrir la Guerra Civil habría conducido simplemente a un nuevo desastre.

Para aquellos que siguen buscando la reivindicación de la República en los años de la guerra, Bennassar señala el talón de Aquiles de este tipo de argumentos: la falsa suposición de que existía una única República unida. Pregunta: «¿Qué República estaba reivindicándose?» ¿La de Azaña que, como subraya, ya había concluido antes del 18 de julio? ¿La del socialismo revolucionario caballerista? ¿La del «comunismo libertario» anarquista? ¿La del leninismo revolucionario del POUM? ¿La República Popular de los comunistas? Escribe que Julián Besteiro, la única figura verdaderamente heroica y moral de este grupo, por su resuelta oposición a la violencia, la guerra civil y cualquier provocación que diera lugar a ella, había suscitado la delicada pregunta de qué habría pasado si la República hubiese ganado.

En Estados Unidos, uno de los más activos veteranos del Batallón Lincoln a la hora de mantener la memoria histórica de las Brigadas Internacionales es el anciano carpintero Abe Osheroff. Se trata, sin embargo, de un veterano independiente y un hombre honesto, no uno de los comunistas nostálgicos de los oficial y falazmente bautizados como Veteranos de la Brigada Abraham Lincoln. Cuando le pregunté hace varios años qué habría sucedido si su facción hubiese ganado, contestó sencilla y honestamente: «Otro desastre».

Bennassar concluye afirmando lo siguiente: «Habrá de pasar mucho tiempo hasta que las plenas dimensiones de la memoria queden abiertas para todo el mundo. Su exploración pondría fin a muchas frustraciones. También traerían consigo algunas sorpresas». Sabias palabras de un hispanista magistral.

Traduccion de Luis Gago

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Ficha técnica

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