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Las madres con sus hijos en la batalla

Tu rostro mañana 2.Baile y sueño

JAVIER MARÍAS

Alfaguara, Madrid

410 págs.

19,95 €

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Fiebre y lanza, la primera parte de Tu rostro mañana, terminaba cuando sonaba el portero automático en casa del protagonista, Jaime Deza, que había sido captado por un grupo del Servicio Secreto Británico. El momento en que quedaba suspendida la novela era de alta intensidad. Se habían contado muchas historias a lo largo de las casi quinientas páginas, y en medio fin de semana de acción: historias terribles de la Guerra Civil española; historias no menos terribles de la Segunda Guerra Mundial; historias de espías; historias de silencios; historias de amistad traicionada y de amor y de un matrimonio a la deriva; historias que, a menudo, eran relatadas por alguien que no era el narrador, un procedimiento extraño al utilizado por Javier Marías en sus anteriores ficciones. La acción de Baile ysueño, la segunda, pero no última parte, como parecía en principio, de Tu rostro mañana, transcurre en un lapso de tiempo todavía más corto, apenas una noche, aunque también se mezclan el pasado, el presente y proyecciones sobre el futuro, y también queda suspendida; esta vez, a la espera del visionado de unos vídeos en casa del jefe de Deza, Tupra.

La diferencia sustancial entre la primera y la segunda parte de la novela aún en marcha de Javier Marías es que en Baile y sueño desaparecen casi por completo las historias y la trama se concentra en las especulaciones del narrador: porque el personaje ya no tiene apenas nada que escuchar de los otros y prefiere dejarse llevar por sus obsesiones. Hay largas especulaciones lingüísticas: sobre la etimología y la formación de palabras; sobre la traducción simultánea; sobre la equivalencia entre lenguas; sobre la precisión a la hora de dar instrucciones; sobre el italiano y sus dialectos, sobre el castellano y sobre el inglés. Largas especulaciones filosóficas: en especial sobre la debilidad de pedir y la todavía peor debilidad de dar; y también sobre la violencia y su aplicación. Largas especulaciones, a veces muy poco interesantes si el lector lee habitualmente los periódicos, como la que realiza sobre el botox, la toxina botulínica utilizada como aplicación estética. Especulaciones sociológicas, nada interesantes o tópicas o con poca relación con la novela o tan genéricas que parecen producto de un daño oculto, sobre España y sobre los españoles o sobre las mujeres, y que llaman la atención por haber sido pensadas por Deza, un personaje que vive de juzgar a cada persona individualmente. Especulaciones inexplicables: como la larguísima sobre la menstruación, más que sorprendente en un personaje que ha estado casado, aunque haya vivido con el máximo pudor la relación con su mujer. Especulaciones sobre letras de canciones y sobre clases de espadas.

Sólo en la última parte del libro vuelven las historias, que interrumpen el interminable período de especulaciones: una historia brutal de la Guerra Civil contada por el padre de Deza a Deza, que tiene que ver con el Mal en estado puro, y otra, contada por Tupra, sobre las guerras realizadas por las madres con sus niños, ciertamente perturbadora. La primera interrupción corta el aliento, y recuerda lo mejor de Fiebre y lanza, que tenía muchas historias como ésta, y que al mismo tiempo evidencia la menor fuerza de Baile y sueño.

Casi toda la acción sucede en una discoteca londinense, a la que Jacques Deza ha asistido acompañando a su jefe y a un matrimonio italiano, que imagina vinculado con el Vaticano. Deza tiene que hacer de traductor simultáneo y de controlador de la mujer italiana, mientras su jefe y el marido charlan de negocios, quizá no relacionados con la seguridad de ningún Estado. Nada del otro mundo, una misión trivial, si en un momento dado no apareciera por la discoteca el hortera De la Garza, diplomático español, patán y metepatas, que ya tenía un breve papel en Fiebre y lanza. De la Garza complica la vida a Deza, se pone bailón y desaparece con la madura italiana, todavía atractiva. Santiago Deza, despistado, tiene que buscarlos en la discoteca, y detenerse especialmente en la inspección de los lavabos: es importante que los encuentre antes de que el asunto se ponga feo y pueda complicar las relaciones entre su jefe y el italiano. También se avanza en Baile y sueño, aunque poco, en el timbrazo del portero automático, el momento que quedaba suspendida Fiebre y lanza, que realiza la joven Pérez Nuix, compañera espía de Deza, que llega a su casa, con su perro, mojados, para pedir un favor: que se haga pasar por otra persona.

Resulta ridículo especular acerca de qué sucederá y cómo se contará la tercera parte de Tu rostro mañana, pero parece difícil que todos los frentes que ha abierto Javier Marías puedan confluir en una única entrega, y más teniendo en cuenta que ha generado la promesa de otros: el que se esconde en los vídeos que le quiere mostrar Tupra, y el que encierra la aceptación de la propuesta de la joven Pérez Nuix. Pero sí se puede decir que Baile y sueño tiene muy poco que ver con Fiebre y lanza, tanto en la construcción como en la narración, y que de momento parecen dos novelas autónomas, de la misma manera que las dos novelas lo son respecto a Todas las almas, la novela matriz. Fiebre y lanza era una obra de una extraña belleza, llena como estaba de pérdidas terribles; una belleza que ha desaparecido en Baile y sueño, que camina por un tortuoso mundo interior obsesivo, pero no demasiado interesante.

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Ficha técnica

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