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¿Quién es Mary Poppins?

Mary Poppins. Magia, leyenda, mito

María Tausiet

Madrid, Abada, 2018

214 pp.

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El libro de María Tausiet responde a esta pregunta. Lo hace de un modo eficaz y preciso, como sólo puede hacerlo alguien que, como ella, sea un estudioso y un conocedor de la historia de las religiones, de fenómenos como la magia y la brujería, de mitos y leyendas, de las relaciones que mantienen las manifestaciones folclóricas con los textos sagrados, los símbolos y los ritos. Se experimenta una gran emoción al leer su libro, como siempre ocurre cuando se desvelan profundidades insospechadas de sentido que se ocultan tras las apariencias de lo banal. La autora de este libro se enfrenta a este personaje a partir de la obra literaria de Pamela Lyndon Travers (1899-1996), quien dedicó más de cincuenta años de su vida a su construcción, quedando plasmada en una serie de ocho libros publicada entre 1934 y 1988. Descubrimos a esta escritora, de la que nos había llegado algún atisbo con el rostro de Emma Thompson en la película Saving Mr. Banks, de John Lee Hancock (2013), para sorprendernos ante su vasta cultura en el ámbito de la mitología y las religiones. Pero, como la misma Travers se apresuró a dejar claro, no es a partir de la erudición desde donde construye su mito, sino desde la interiorización y vivencia de lo simbólico, reclamando la posibilidad de la actualización y de la reelaboración, absolutamente legítimos desde la monumental obra de Hans Blumenberg, en la que se comprueba que en eso reside justamente la vida de los mitos.

Además de la serie literaria de la Travers, se tiene en cuenta la película de Walt Disney de 1964 protagonizada por Julie Andrews, poniéndose de manifiesto una vez más la complejidad de trasladar al cine una obra literaria, y se señalan momentos fundamentales en los textos que quedaron olvidados, en cambio, en la pantalla (como, por ejemplo, la danza de Mary Poppins con el sol y la marca que el sol le deja en su mejilla al rozarla con un beso fugitivo, lo que a la mañana siguiente sirve como prueba de «realidad»). Pero también a la inversa, ya que hay hallazgos cinematográficos que no se encuentran en la serie novelesca, lo cual constituye un claro motivo de elogio para los guionistas. Por citar un solo ejemplo: el anuncio redactado por los niños pidiendo una institutriz, que el padre hace trizas y echa al fuego de la chimenea, y que será con el que luego, inverosímilmente impoluto, aparecerá Mary Poppins: «El intento de comunicación con los espíritus del Más Allá mediante la redacción de mensajes en papeles que se arrojan al fuego con la esperanza de que el humo los lleve por el aire hasta sus destinatarios fue una práctica común durante la alta Antigüedad y la Antigüedad clásica», precisa María Tausiet (pp. 59-60). Así pues, lo que pueden parecer detalles insignificantes se llenan de pronto de contenido, adquiriendo dimensiones insospechadas.

En realidad, lo que sucede en la lectura del libro de Tausiet es análogo a lo que se propuso Pamela Travers y también la película clásica sobre Mary Poppins: dotar de sentido a lo aparentemente carente de él, llenar de magia el mundo cotidiano. Recordemos la trama narrativa de Mary Poppins: una familia en crisis, por falta de imaginación, de amor, de generosidad, etc., va a ser salvada por la repentina aparición (nunca mejor dicho, «aparición», que es a lo que alude el nombre de «Poppins»: «she pops-in») de una institutriz completamente diferente de las institutrices al uso en la época (eduardiana, según la película). Mary Poppins es una institutriz y como nos recuerda Tausiet, aludiendo a la Jane Eyre de Charlotte Brontë y otras, una figura clave en la sociedad decimonónica y de principios de siglo por su autonomía, pues se trata al fin y al cabo de una mujer que gana dinero por ejercer su profesión y, de ese modo, no tener que depender de nadie. La Figura 6 del libro (p. 32) contiene una fotografía de una joven institutriz a principios del siglo xx. La imagen resulta tremendamente esclarecedora en dos sentidos: por un lado, contrasta escandalosamente con la imagen que tenemos de Mary Poppins (sobre todo a través de la película, que es lo que los lectores actuales tienen más presente); por otro, nos sitúa de inmediato en la época, alertando acerca de la actualización del mito. Porque esta institutriz llegará con el viento del este y desaparecerá con el viento del oeste, lo que de inmediato la sitúa entre las divinidades de la atmósfera: «Símbolo sensible del espíritu, de la vida invisible y la purificación, el aire, uno de los cuatro elementos clásicos de la naturaleza, representa en todas las culturas el vínculo entre el cielo y la tierra», leemos en la página 34. «Entre cielo y tierra»: ciertamente en ese lugar intermedio vive Mary Poppins. Por eso ella afirma que «estoy en dos lugares al mismo tiempo» (p. 66), porque está en el lugar de encuentro de cielo y tierra, un lugar híbrido, como la mandorla que resulta de la unión de dos círculos.

La novela artúrica habla incansablemente de ese lugar y se ocupa de plantear las dificultades que supone su conciliación. La historia del Caballero del León, en la lectura que hizo Heinrich Zimmer, no es sino la de un caballero que no logra conciliar el lugar maravilloso de la fuente, allí donde habita la Dama de la Fuente con la que acaba de contraer matrimonio, y la corte del rey Arturo, que es donde viven los caballeros, sus amigos, como Gauvain, por ejemplo. Así, en el lugar de la fuente olvida el mundo artúrico y en la corte no puede recordar el lugar de la fuente. Su aprendizaje a través de las aventuras consistirá en saber aunar ambos mundos: el cielo y la tierra, el espíritu y el cuerpo, lo inteligible y lo sensible. Mary Poppins no necesita de iniciación, porque ella ya tiene conciliados ambos universos. Ella es la salvadora de una situación insostenible, la que llena de contenido lo que aparece como espantosamente vacío.

Excelentes son las páginas dedicadas a la bolsa de Mary Poppins, vacía sólo aparentemente porque de ella salen miles de cosas, grandes y pequeñas. El comparatismo sirve para comprender en toda su complejidad el objeto y, así, pasamos de la función de la bolsa en un cuento bosquimano hasta la que posee en un cuento de Fortunatus, en Adelbert von Chamisso, en el taoísmo, o en el budismo zen. «Lo vacío es lo lleno», decía Pamela Travers, y María Tausiet recoge una respuesta de la escritora a un estudiante que le preguntó si Mary Poppins podía compararse a un monje zen. La respuesta de Pamela Travers fue la siguiente: «Un monje zen con quien estudié me dijo que Mary Poppins estaba llena de zen, y que en un relato zen hay siempre un objeto que contiene un secreto. A veces el secreto es revelado y a veces no, pero siempre está ahí».

En este libro todo está finamente hilado. Pero no sólo los textos –los de la Travers, los del guion cinematográfico, los otros relatos con que puede establecerse una relación–, sino también las imágenes. Ya he aludido más arriba a la imagen de la institutriz. Además, encontramos diversos fotogramas de la película, las ilustraciones de la serie de libros de Travers y muchas otras más que resultan muy enriquecedoras para la comprensión del mito Mary Poppins, como, por ejemplo, la ilustración para el libro de Robert Louis Stevenson, Travels with a Donkey in the Cévennes (1879), que muestra cómo la bolsa de alfombras se ha transformado en saco de dormir, «el primer saco de dormir mencionado en la literatura», apunta Tausiet (Figura 10, pp. 40-41).

De una cosa a la otra: así va formándose toda una constelación que tiene como finalidad mostrar quién es Mary Poppins. Afortunadamente, el libro no trata de explicarlo. Sólo nos conduce sabiamente por recorridos a veces intrincados, de modo que en nuestro interior va formándose la cifra que a un tiempo revela y desvela la extraña identidad de este personaje tan presente en el imaginario de la segunda mitad del siglo xx. Pero lo auténticamente importante del libro es que, como el príncipe de la Bella Durmiente del Bosque, despierta nuestra conciencia a verdades olvidadas y sepultadas, instándonos a recuperar la maravilla oculta de tanto estar dormidos.

Victoria Cirlot es catedrática de Filología Románica en la Universitat Pompeu Fabra. Entre sus últimos libros destacan Historia del caballero cobarde y otros relatos artúricos (Madrid, Siruela, 2011), Grial. Poética y mito (siglos xii–xv) (Madrid, Siruela, 2014), Imágenes negativas. Las nubes en la tradición mística y la modernidad (Viña del Mar, Mundana, 2017) y Luces del Grial (Barcelona, Alpha Decay, 2018). También ha coeditado, con Blanca Garí, El monasterio interior (Barcelona, Fragmenta, 2017).

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Ficha técnica

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