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Razones para tomarse la competencia de los mercados en serio

La paradoja del beneficio: Cómo las empresas exitosas amenazan la economía

Jan Eeckhout

Taurus, 2022

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El impuesto a la banca, ¿lo paga realmente la banca? El tope a los precios en los alimentos básicos, ¿puede generar precios predatorios y acabar con el pequeño negocio? ¿por qué se da el efecto cohete-pluma cuando se trata de ajustar los precios de las gasolineras? El sector eléctrico, ¿por qué está tan politizado?Sobre quién paga el impuesto a la banca, hay evidencia reciente para el caso de España. Por ejemplo, Jimenez, G., Martinez-Miera, D., & Peydro, J.-L. (2020). Who Truly Bears (Bank) Taxes? Evidence from Only Shifting Statutory Incidence. SSRN Electronic Journal. Respecto al efecto cohete-pluma, una referencia útil se puede encontrar en esta entrada de blog: https://nadaesgratis.es/admin/de-cohetes-y-plumas . Todas estas preguntas, objeto de intensos debates en lo que va de año, están muy relacionadas entre sí. La conexión, uno podría pensar, es la inflación, y no iría desencaminado del todo. Pero si nos ponemos las lentes de economista, no tardaremos en dar con un vínculo más profundo: la estructura de mercado; el ecosistema en el que las empresas compiten entre sí. Si dicho ecosistema es sano y está aireado, los consumidores pagaremos un «precio justo». Por el contrario, si el ecosistema se eutrofiza, pronto faltará oxígeno y acabaremos pagando más de lo debido. ¿Cómo podemos saber si estamos pagando más o menos de lo debido? En definitiva, ¿cuál es el precio justo?

Sobre esta vieja preguntaSobre la historia del origen y desarrollo de la teoría del precio justo, véase Schumpeter, J. A. (2015). Historia del Análisis Económico. Ariel, la ciencia lúgubre tiene bastante que aportar. Así, cuando un estudiante comienza el grado en Economía, de lo primero que aprende en el curso de Microeconomía es que el precio de equilibrio en un mercado con competencia perfecta es equivalente al coste marginal del productor del bien que se intercambia. Cuando eso ocurre, es decir, cuando se cumplen todos los supuestos de competencia perfecta, se dice que se maximiza el bienestar total y el mercado es eficiente. En román paladino: los consumidores pagamos el «precio justo». Sin embargo, a ese mismo estudiante pronto le empezarán a sonar familiares los nombres de Cournot, Bertrand y Hotelling, entre otros, y aprenderá que los supuestos de competencia perfecta que tan rápido le llevaban a obtener unos resultados limpios y bonitos sobre el papel, rara vez se dan en la vida real. Es entonces cuando cursa lo que se conoce como Organización Industrial, esto es, la rama de la economía que, desde los tiempos de Cournot, se dedica a analizar el funcionamiento de los mercados cuando la competencia no es perfectaUn manual de referencia es el siguiente: Tirole, J. (1992). The Theory of Industrial Organization. The MIT Press..

Una de las métricas más habituales para determinar si el precio de un bien es o no justo la encontramos en el índice de Lerner o márgenes de ganancia, esto es, la relación precio/coste marginalUso la definición de markup dada por De Loecker, J., Eeckhout, J., & Unger, G. (2020). The Rise of Market Power and the Macroeconomic Implications. The Quarterly Journal of Economics, 135(2), 561–644.. De acuerdo con la definición de precio de equilibrio competitivo dada más arriba, dicha relación debería de ser igual a uno. Intuitivamente, es fácil de entender el por qué. Imagine que hay dos vendedores, los dos compitiendo por vender el mismo producto. Si uno fija un precio y el otro puede permitirse poner un precio inferior, lo hará, pues ello supondrá que se queda con todos los compradores que hay en el mercado. Como es natural, en cuanto el otro vendedor conozca esta nueva situación, tendrá incentivos para responder, bajando los precios todavía más. Y así sucesivamente, hasta que bajar más los precios resulte inviable para los dos negocios. Ese límite inferior —el equilibrio— lo marca el coste marginalNótese que, aunque la similitud entre esta situación y el actual debate sobre la competencia fiscal entre Comunidades Autónomas es clara, una carrera hacia el abismo en materia fiscal no tiene por qué beneficiar a la sociedad. A este respecto, no está claro que haya un nivel de impuestos óptimo, y de haberlo, la evidencia disponible sugiere que, por el momento, la inmensa mayoría de países se hallan en el tramo de pendiente positiva de la curva de Laffer. Véase, por ejemplo, para el caso de España, Boscá, J. E., Doménech, R., & Ferri, J. (2017). Estructura fiscal, crecimiento económico y bienestar en España. Papeles de Economía Española, 154, 250-264. Para una comparativa internacional, véase Trabandt, M., & Uhlig, H. (2011). The Laffer curve revisited. Journal of Monetary Economics, 58(4), 305-327. y, como consecuencia de ello, las empresas del ejemplo no tendrían beneficios.

Sin embargo, el ejemplo anterior peca de simplista. En la realidad, ni los productos suelen ser exactamente iguales, ni los vendedores tienen los mismos costes marginales, tampoco la misma capacidad productiva y, además, si solo hay dos empresas compitiendo en el mercado, los productores tendrán fuertes incentivos para coludirUn ejemplo muy llamativo de hasta dónde puede llegar el ingenio de las empresas para sortear las leyes y suavizar la competencia lo encontramos en el caso de las subastas de espectro en Estados Unidos. Véase: https://www.economist.com/finance-and-economics/1997/05/15/learning-to-play-the-game. Cuando estas excepciones existen, y es de presumir que ello sea más la regla que la excepción, los márgenes tenderán a ser superiores a uno. En otras palabras, los consumidores pagaremos más de lo debido y las empresas tendrán lo que se conoce como poder de mercado.

Desde el punto de vista del regulador del mercado resulta muy relevante preguntarse cómo de generalizado es este poder de mercado, cuál ha sido su evolución en el tiempo y qué implicaciones tiene. Precisamente, dar respuesta a estas preguntas es lo que hicieron Jan De Loecker, Jan Eeckhout y Gabriel Unger en un artículo publicado en 2020 y titulado The Rise of Market Power and the Macroeconomic Implications. La idea, como uno de los autores, Jan Eeckhout, relata en una entrevista, fue fruto de la serendipia y merece la pena ser contada. Todo surgió cuando se interesó por saber cuál era la relación entre los salarios y el poder de mercado. Como no sabía la respuesta, preguntó a Jan de Loecker si sabía algo del estado de la literatura sobre ese tema a nivel mundial. La respuesta fue que no se sabía, que para calcular los márgenes se necesitaban datos con un nivel muy alto de granularidad y eso era difícil. Pero Jan Eeckhout no se dio por vencido y decidió probar a inferir los márgenes a partir de los datos públicos contables de las empresas. Cuando obtuvo sus primeros resultados, estos fueron «inesperados, sorprendentes»: ¡Los márgenes empresariales medios a nivel global llevaban incrementándose desde 1980 y nadie lo sabía!En puridad, los resultados de las dinámicas de márgenes a nivel global salieron como documento de trabajo aparte. Véase: De Loecker, J., & Eeckhout, J. (2018). Global market power. National Bureau of Economic Research. Todo aquello había que documentarlo minuciosamente y publicarlo como paperEl relato sobre el origen de la idea se puede encontrar en el siguiente enlace, a partir del 8’ 20’’: https://www.youtube.com/watch?v=lfI2Db-BQAI.

Aquel estudio, al poco de ser publicado, como era natural, tuvo un impacto académico considerable[1]. Además, encajaba a la perfección con toda la literatura de divulgación económica sobre desigualdad publicada en los últimos añosAutores muy conocidos son, por ejemplo, Branko Milanovic, Gabriel Zucman y Thomas Piketty.. Por ello, apenas un año más tarde apareció como libro, en inglés, y ahora, en octubre de 2022, se traduce al español bajo el título de La Paradoja del Beneficio: Cómo las Empresas Exitosas Amenazan la EconomíaPara este artículo se ha usado la edición original, sin traducir: Eeckhout, J. (2021). The Profit Paradox: How Thriving Firms Threaten the Future of Work. Princeton University Press.. Nótese aquí el guiño en el título que se hace al clásico de David Bork, The Antitrust Paradox (1978)Bork, Robert H. (1978). The Antitrust Paradox. New York: Free Press.

En esta obra, estructurada en tres partes, su autor, Jan Eeckhout, muestra cuáles son los orígenes del poder de mercado, los daños que este genera a la sociedad y cuáles pueden ser las soluciones. El libro, sin ser muy extenso (282 páginas), sí es intenso, y es que ya en la misma introducción, Eeckhout entra con todo. Primero, envolviendo al lector profano con una anécdota personal para, acto seguido, enlazarla mostrando uno de los gráficos más perturbadores del libro. En este (Figura 1), se muestra cómo desde 1980 y con datos de EE. UU., mientras que la productividad del total de trabajadores ha crecido considerablemente, el salario mediano ha permanecido estancadoEn el libro, la figura original incluye solo los salarios de un perfil determinado de trabajadores, los «nonsupervisory production workers», pero la información relevante que quiero transmitir es similar en las dos figuras.. Este desacoplamiento entre productividad y salarios implica que lo que se conoce como labor share —la proporción de la producción que es destinada a los salarios—, algo que desde los tiempos de Kaldor se creía que era una constante, cada vez es menorPara una revisión de la literatura reciente, véase Grossman, G. M., & Oberfield, E. (2022). The Elusive Explanation for the Declining Labor Share. Annual Review of Economics, 14(1), 93–124.. Sin embargo, el estancamiento de los salarios no ha afectado a todos por igual. Como se observa en la Figura 2, la prima salarial universitaria también ha crecido desde entonces. Por ponerle cifras, si en 1980 un trabajador con educación universitaria cobraba, de media, un 46% más que un trabajador con estudios básicos, esta brecha ha crecido hasta el 96% en la actualidad.

Esta creciente desigualdad salarial está directamente ligada a una desigualdad creciente entre las propias empresas, fruto del cambio tecnológico. Así, se observa que mientras que unas, las llamadas empresas superstarAutor, D., Dorn, D., Katz, L. F., Patterson, C., & Van Reenen, J. (2020). The fall of the labor share and the rise of superstar firms. The Quarterly Journal of Economics, 135(2), 645-709., son muy productivas y pagan altos salarios a todos sus trabajadores, otras se caracterizan por pagar bajos sueldos y ser contratadas por las primeras (piensen, por ejemplo, en los servicios de limpieza o seguridad). De ahí que se estime que al menos dos tercios del incremento observado en la desigualdad salarial se produzca entre empresasSong, J., Price, D. J., Guvenen, F., Bloom, N., & Von Wachter, T. (2019). Firming up inequality. The Quarterly journal of economics, 134(1), 1-50.. Pero la historia continúa, y es que no solo está decreciendo el labor share. Algo parecido se está observando con el capital share. Es decir, tanto los salarios como el capital de las empresas cada vez representan un porcentaje menor de la tartaBarkai, S. (2020). Declining labor and capital shares. The Journal of Finance, 75(5), 2421-2463.. La parte restante, y cada vez más grande, es destinada a los beneficios empresariales. Estos beneficios, aunque en teoría accesibles a todos aquellos que quieran invertir directa o indirectamente, a través de fondos, en dichas empresas, lo cierto es que en la práctica se reparten entre muy pocas personasLa participación financiera está correlacionada con la renta de los individuos, tal y como se puede observar para el caso de España en la Encuesta de Capacidades Financieras, realizada por el Banco de España en 2016 y 2021. No solo eso, la rentabilidad de las inversiones también está fuertemente correlacionada con la riqueza del inversor, tal y como se muestra en Fagereng, A., Guiso, L., Malacrino, D., & Pistaferri, L. (2020). Heterogeneity and persistence in returns to wealth. Econometrica, 88(1), 115-170. . He ahí la aterradora paradoja que da título al libro: el éxito empresarial de los últimos años, en principio indicio de una economía próspera, esconde tras de sí no un estancamiento, sino un empeoramiento generalizado del bienestar de la mayoría de la población. Volviendo al comienzo del artículo, la principal sospechosa de esta situación es la competencia de los mercados, que no es la que debería ser. Algo está ocurriendo, que el poder de mercado de las empresas cada vez es mayor y les permite subir precios y obtener beneficios distintos de cero.

Según el autor, el principal motor de este deterioro de la competencia, reflejado en el incremento generalizado de los márgenes empresariales medios (Figura 3), se encuentra en el rápido desarrollo tecnológico de las últimas décadas. En este aspecto, cuando se observa la distribución de los márgenes, pronto salta a la vista que, si bien los márgenes medios se han disparado, la mediana apenas ha variado en los últimos años. Esto quiere decir que al menos la mitad de las empresas no ha incrementado sus beneficios y que el incremento medio observado, en realidad corresponde a unas pocas empresas. Para explicar cómo algunas empresas han logrado conseguir tantos beneficios, Eeckhout recurre a Warren Buffet y la metáfora del foso«No quiero un negocio que sea fácil para la competencia. Quiero un negocio con un foso alrededor. Quiero un castillo muy valioso en el medio, y luego quiero que el duque a cargo del castillo sea honesto, trabajador y capaz, y luego quiero un gran foso alrededor del castillo».. Toda empresa quiere rodearse de un foso, y para ello lo puede construir, o bien por la vía clásica, esto es, eliminando a la competencia, o bien aprovechándose del cambio tecnológico. De la segunda estrategia, un ejemplo paradigmático es AmazonSobre el caso concreto de Amazon y cómo esta empresa usa su posición en el mercado en detrimento de la competencia, véase: https://www.yalelawjournal.org/note/amazons-antitrust-paradox . Gracias a la tecnología ha logrado bajar precios hasta ahogar a la competencia. Piensen, por ejemplo, en las librerías. Hasta aquí todo bien; en conjunto, como sociedad salimos beneficiados, es parte de la dinámica esperada de un mercado sano y su destrucción creativa. El problema se produce cuando ese progreso tecnológico —que ya de partida tiene efectos redistribuidores y polarizadoresAcemoglu, D., & Loebbing, J. (2022). Automation and Polarization. National Bureau of Economic Research.Song— da lugar a una superioridad tecnológica permanente, obtenida mediante economías de escala. Estas pueden darse en la oferta, con las redes de logística y almacenes; en la demanda, con las externalidades de red originadas por las plataformasUn libro interesante y que profundiza en este concepto es el de Belleflamme, P., & Peitz, M. (2021). The Economics of Platforms. Cambridge University Press.Song; mediante aprendizaje, cebando a los algoritmos con los datos de los consumidores. Todos estos mecanismos, sumados a una serie de amplificadores discutidos en el capítulo tres, da lugar a que una ventaja inicial por méritos acabe derivando en unas rentas vitalicias, bien protegidas por el foso de la ausencia de competencia.

En este punto, y antes de continuar con las consecuencias del poder de mercado, es importante recordar que los márgenes no siempre tienen por qué traducirse en precios más altos visibles para el consumidor, sino que, simplemente, pueden darse en forma de costes inferiores retenidos por la empresa. No es cuestión de pagar más o menos; es cuestión de cuánto difiere el precio que pagamos del precio que pagaríamos en caso de haber competencia. Algo que, por otra parte, se suele olvidar por completo cuando se trata de contrafactualesUn ejemplo reciente es el del debate en torno a la validez del estudio que sacó el Banco de España (2021) evaluando el impacto sobre el empleo que tuvo la subida del salario mínimo interprofesional..

La parte central del libro documenta cuáles son las consecuencias macroeconómicas de este poder de mercado creciente. La primera y más robusta es la caída del labor share y los salarios. Para comprender la relación de este fenómeno con el poder de mercado, pensemos en el caso límite de un monopolio. Los monopolios, como es bien sabido, tienden a subir precios vía reducción de la oferta. Producir menos implica contratar menos, y cuando el poder de mercado está extendido por la economía, esto a su vez empuja los salarios a la bajaComo se indica en las páginas 81-82, el poder de mercado impacta negativamente en la tasa de población activa, no necesariamente en el paro.. El otro mecanismo subyacente a la depresión de los salarios discutido en el libro es el monopsonio, ligado al poder de mercado. Mediante su posición dominante, las empresas con poder de mercado también tienen poder de negociación a la hora de establecer los salarios y esto provoca que no solo extraigan excedente del consumidor, sino que también lo obtengan de sus propios trabajadoresAunque en el libro se hace hincapié en que la evidencia empírica sobre las dinámicas de monopsonio no es definitiva, estudios recientes describen el monopsonio como un fenómeno generalizado y creciente. Véase Yeh, Chen, Claudia Macaluso, & Brad Hershbein. (2022). Monopsony in the US Labor Market. American Economic Review, 112 (7), 2099-2138..

A continuación, el autor discute, entre otras consecuencias, la ya comentada del incremento de la prima salarial universitaria. Al fin y al cabo, si una empresa vende menos, necesita, proporcionalmente, también menos (más) trabajadores poco (muy) cualificados. Eso, unido al cambio tecnológico, que afecta heterogéneamente a la productividad de los trabajadores, está detrás de la depresión de los salarios de la parte baja de la distribución. En línea con esto, si los salarios entre perfiles de trabajadores cada vez están más polarizados, las empresas ganan incentivos para externalizar ciertos servicios, externalizando consigo también la desigualdad salarial entre empresas.

Otros efectos no deseados, derivados del poder de mercado, que se discuten en el libro, son los salarios excesivos de los ejecutivos, el auge de la Ivy League, un menor dinamismo laboral, la polarización política, mercados financieros inflados, muertes por desesperación, menor creación de empresasContra lo que se suele pensar, el porcentaje de startups es ahora menor ahora (8%) de lo que era en 1980 (14%). Véase la página 165. , incluso una caída de los tipos de interés. Como puede comprobar el lector, las consecuencias del poder de mercado pueden llegar a alcanzar magnitudes macroeconómicas.

No obstante, y como breve inciso, aunque todas estas consecuencias estén razonadas y bien hiladas, conviene esbozar algunas críticas oportunas antes de continuar. La primera, y como ya señaló Antonio Cabrales en otra reseña, hay que tener extremo cuidado con las relaciones causales que se extraen del libroVéase https://nadaesgratis.es/cabrales/the-profit-paradox-o-de-como-la-falta-de-competencia-nos-hace-mas-desiguales-y-mas-pobres. Otra reseña de interés realizada en el mismo blog es esta: https://nadaesgratis.es/antonia-diaz/paradojas-de-la-competencia. Una relación causal traída por los pelos, por ejemplo, es la de la caída de los tipos de interés, que uno podría argumentar que se debe, más bien, al Quantitative Easing.. La segunda es advertir que si bien el autor atribuye esta escalada generalizada de los márgenes empresariales al desarrollo tecnológico, otros economistas notables, como por ejemplo Thomas Philippon, sostienen tesis diferentesPhilippon, T. (2019). The great reversal: How America gave up on free markets. Harvard University Press. Una crítica por parte de Jan Eeckhout a este libro es la siguiente: Eeckhout, J. (2021). Book review: The great reversal by thomas philippon. Journal of Economic Literature, 59(4), 1340-60.. Por último, un trabajo reciente realizado con datos detallados del sector manufacturero en EE. UU., ha encontrado que el incremento de márgenes observado por Eeckhout y coautores se reduce, incluso desaparece, para algunas especificacionesFoster, L. S., Haltiwanger, J. C., & Tuttle, C. (2022). Rising Markups or Changing Technology? National Bureau of Economic Research. . Sea como fuere, se trata de un tema de creciente interés en el que, por descontado, se avanzará considerablemente en los próximos años.

Pese a este cuadro apocalíptico, La Paradoja del Beneficio no es una obra derrotista. Por ello, Eeckhout finaliza el libro tratando de aportar soluciones que pongan fin a esta situación. Lo primero, recordando que el capitalismo de mercado es deseable; que, gracias a él, las sociedades han mejorado en infinidad de indicadores en las últimas décadas y que sus debilidades no son razones suficientes para deshacernos tanto del niño como del agua sucia. La clave para que la mano invisible funcione, algo ampliamente señalado por el propio Hayek en Camino de Servidumbre, pasa por intervenir aquellos mercados que están enfermos con el fin de fomentar la competencia y su destrucción creativaPara el que esté interesado en una revisión reciente del concepto, próximamente va a salir publicado el siguiente libro: Akcigit, A., Van Reenen, J. (2022). The Economics of Creative Destruction. Harvard University Press.. Sentadas las bases, lo siguiente, como un médico, es diagnosticar el estado de salud del paciente, los mercados. Para ello, es primordial contar con las herramientas adecuadas, en este caso facilitar el acceso a unos datos de calidad, que garanticen un análisis estadístico representativo.

Una vez el diagnóstico es fiable, nos quedaría putting the trust back into antitrust. Como anota Eeeckhout en la página 234, «los mercados no funcionan bien en el vacío»; necesitan de un diseño institucional adecuado que garantice la libre competencia. En este sentido, hay que tener claro que la lucha contra el poder de mercado se asimila a una carrera armamentística donde el enemigo cada vez usa herramientas más sofisticadas, como, por ejemplo, los algoritmos colusorios, y que, por tanto, los organismos garantes de la competencia han de estar a la altura.

Algunas de las medidas impulsoras de la competencia que discute son, por ejemplo, el impuesto sobre los beneficios empresariales, hacer de los datos un bien público, dificultar las fusiones y adquisiciones, facilitar la interoperabilidad y reforzar la regulación de empresas con economías de escala. Las vías para conseguir la implantación de estas medidas serían las siguientes: con las fusiones y adquisiciones, invertir la carga de la prueba y hacer que sean las empresas quienes demuestren ex-ante los beneficios de dichas operaciones; en lo que concierne al poder de mercado originado por la tecnología, forzar su interoperabilidad, como cuando lo de Netscape e Internet ExplorerEsta entrada de la Wikipedia puede resultar útil: https://en.wikipedia.org/wiki/United_States_v._Microsoft_Corp. ; finalmente, en el caso de las autoridades de la competencia, reforzar su poder, centralizándolas, blindando su independencia y otorgándoles poderes para exigir más transparencia en los datos de las empresas. Como se puede observar, las propuestas abundan, aunque —señala el autor— no hay ninguna panacea.

Recapitulando, Jan Eeckhout documenta con todo lujo de detalles un problema global —el creciente poder de mercado—, cuyo coste, para el caso de EE. UU., se estima que alcanza el 9% del PIBDe Loecker, J., Eeckhout, J., & Mongey, S. (2021). Quantifying market power and business dynamism in the macroeconomy (No. w28761). National Bureau of Economic Research.. Aunque ciertamente la mayoría de los casos que se comentan en el libro se circunscriben al caso yanqui, un componente importante del diagnóstico realizado es extrapolable a la UE donde, si bien los mercados son más competitivos que en EE. UU.Gutiérrez, G., & Philippon, T. (2018). How EU markets became more competitive than US markets: A study of institutional drift (No. w24700). New York: National Bureau of Economic Research., estudios recientes documentan una clara tendencia de los mercados a concentrarse y adoptar estructuras oligopolistasAffeldt, P., Duso, T., Gugler, K. P., & Piechucka, J. (2021). Market concentration in Europe: evidence from antitrust markets; Koltay, G., Lorincz, S., & Valletti, T. M. (2022). Concentration and competition: Evidence from Europe and implications for policy., así como a un decrecimiento del labor share y un incremento de las tasas de beneficio empresariales. Así pues, el mensaje es claro: va en beneficio de todos el preocuparnos por el correcto funcionamiento de los mercados. De no hacerlo, las consecuencias pueden ser, y están siendo, devastadoras. Desafortunadamente, concienciar a la ciudadanía de este problema es complicado pues, como señaló Mancur Olson hace ya más de cincuenta años, los beneficiados, aunque numerosos, estamos dispersos, y los perjudicados son pocos, pero concentradosOlson, M. (1971). The logic of collective action : public goods and the theory of groups. Harvard University Press.. Esta asimetría, sumada a que los costes del poder de mercado están ocultos y son difusos, vacían al individuo de incentivos, dificultando toda acción colectiva. Solo así se explica que en España pasen los años y las instituciones reguladoras de la competencia sigan parasitadas por la clase política, pese a que ello haya sido objeto de denuncia repetidas vecesCarrasco, S. (2017). Contra el capitalismo clientelar. Madrid: Península.. Un ejemplo todavía fresco es el del nombramiento de Mariano Bacigalupo como consejero de la CNMVUn buen artículo sobre este caso se puede encontrar aquí: https://www.abc.es/economia/john-muller-acierto-calvino-20220922203536-nt.html . Contra esta indiferencia, leer La Paradoja del Beneficio puede aportar algo de luz y ser un buen remedio, pues, aunque su autor no lo mencione, en nuestras manos, las de una ciudadanía activa, también está el permanecer atentos y fiscalizar la actividad de una clase política siempre al acecho de la captura del regulador.

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