En la historia de las últimas décadas, varios son los momentos en que novelistas, politólogos o catedráticos de Derecho Constitucional, por citar sólo algunos de los interesados en el tema, han sentido la obligación cívica de avisar sobre los peligros que corría la democracia. Las convulsiones y tragedias provocadas por los totalitarismos en los años veinte y treinta del siglo XX, por ejemplo, están en el origen de dos notables novelas norteamericanas. Una, debida a la pluma del premio Nobel de Literatura en 1930, Sinclair Lewis, lleva el transparente titulo Eso no puede pasar aquí (1935). Otra, es la del recientemente fallecido Philip Roth, La conjura contra América (2004). Ambas, utilizando personajes reales junto a otros sólo parcialmente ficticios, evocan la misma terrible posibilidad: que los Estados Unidos de América, a semejanza de los fascismos europeos con Hitler o Mussolini, pudieran convertirse en trasuntos locales de la misma especie. Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, autores de Cómo mueren las democracias, no hacen mención de la primera, pero sí de la segunda, poniendo su trama ?la posibilidad de que Charles Lindbergh, el famoso aviador estadounidense de origen alemán y simpatías prohitlerianas, llegara a la presidencia de Estados Unidos? en el terreno de la especulación contemporánea, alimentada, como es evidente, por dos factores concurrentes. De un lado, como bien puede adivinarse, por la presencia de Donald Trump en la Casa Blanca. Del otro, por la simultánea proliferación de fórmulas populistas en otras partes del mundo, desde la Rusia de Putin, la Turquía de Erdogan o la Hungría de Orbán, a los casos de Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua, Morales en Bolivia y Maduro en Venezuela, ejemplos de una amplia deriva antidemocrática allí donde parecía que la libertad ?siempre en la memoria El final de la Historia, de Francis Fukuyama? había generado raíces permanentes. Todo ello, naturalmente, sin dejar de lado la persistencia totalitaria en la Cuba del poscastrismo, en la China siempre comunista o en la aberración atómico-dictatorial de Corea del Norte. Esas mismas preocupaciones ?que, por supuesto, tienen amplio eco en la abundante literatura anti-Trump de carácter más o menos escandaloso que está proliferando en los últimos meses? se encuentran también en dos textos recientes de Timothy Snyder. On Tyrany (2017), un breve opúsculo a la manera de los antiguos panfletos políticos, es, sin utilizar el nombre, un agrio reproche al actual presidente estadounidense, y The Road to Unfreedom (2018) constituye un preocupado recorrido por el camino que, como el mismo título sugiere, está apartándonos de la libertad.