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El gozo de pensar, el riesgo de leer

Figuraciones mías. Sobre el gozo de leer y el riesgo de pensar

Fernando Savater

Barcelona, Ariel, 2013

144 pp. 16,90 €

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El 27 de mayo de 2007, Jon Juaristi publicó en el diario ABC un artículo en el que se distanciaba de la decisión que Fernando Savater había tomado al apoyar y colaborar en la creación de un nuevo partido político. Es muy posible que jamás se haya escrito una disensión que contenga mayor número de elogios, y tan contundentes, de la persona con que se dirimen diferencias. En el artículo, titulado simplemente Fernando («Savater, por supuesto» es la primera línea), dice de él que es una referencia y una certeza, «la certeza absoluta de que aparecerá en los momentos más difíciles y estará contigo en la batalla».

Curiosamente, desde que Fernando Savater comenzó a colaborar con UPyD, ha decrecido el número de sus artículos sobre la actualidad política, especialmente los dedicados al terrorismo y al nacionalismo. Entre 2005 y 2007 escribió numerosos textos sobre la política antiterrorista del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y mostró públicamente su confianza en el presidente. Asimismo, participó en un intenso debate sobre el papel de los movimientos cívicos en una nueva era en la que, según él, ETA ya no podría justificar sus asesinatos ante sus seguidores debido a la repercusión de los atentados del 11 de marzo de 2004. ETA, sin embargo, volvió a asesinar en 2006, y hasta 2010 causó doce muertes.

En estos años, Savater ha continuado ligado a UPyD. Y habrá que ver hasta cuándo, pues su postura favorable a una coalición con el partido Ciudadanos choca de frente con las negativas de Rosa Díez y Carlos Martínez Gorriarán. Hasta tal punto que su alocución en el último congreso del partido, donde explicitaba sus ideas sobre dicha coalición, ha sido suprimida del vídeo oficial de UPyD. Podría decirse que ha asumido una vez más los riesgos del pensamiento libre, del que él es un defensor impenitente.
Mientras tanto, Fernando Savater ha ido publicando artículos en los que cuenta su pasión por esas lecturas y esos autores que damos en llamar «imprescindibles», textos sobre educación y reflexiones sobre la ética de la red. Por fortuna para sus lectores y para cualquier ciudadano con ánimo de gozar de los libros y de arriesgarse a pensar por su propia cuenta, ajeno a doctrinas, Savater ha tenido a bien compilar estos textos en un volumen. En el prólogo justifica la compilación y hace una loa del artículo periodístico.  Considera que ha entrado –el artículo periodístico «clásico»–en una fase crepuscular, «acosado e incluso sustituido por blogs y otras fórmulas propiciadas por Internet». Acierta, a mi parecer, al concretar que el declive afecta sólo al artículo clásico, ceñido a una extensión concreta y que exige, como dice Savater, una gran disciplina. Sostiene que uno de los defectos de los blogs es que posibilitan los textos extensos, aunque reconoce que a veces puede ser una virtud (y lo es cuando hay blogs en los que se publican grandes reportajes y estupendas crónicas) La brevedad es, en la gran mayoría de los casos, un valor fundamental del artículo. La necesidad de la síntesis obliga a destilar las ideas y a depurar el estilo; afila la ironía y desestima lo accesorio y lo superfluo. El otro defecto que achaca a los blogs, y muy especialmente por contraposición a los artículos, es el de «la irresponsabilidad del anonimato». Savater ha sido insultado y denigrado en Internet, pero no sólo en blogs: también en los espacios destinados a comentar las noticias de numerosos periódicos españoles, por no hablar de las así llamadas redes sociales. Ahora, a mi modo de ver, decir que el anonimato es una característica de los blogs es falso. Basta echar un vistazo a los de algunos periodistas e intelectuales españoles para comprobar que es un magnífico medio que permite la publicación de excelentes artículos, crónicas, reportajes, reseñas, etc.; o dar un repaso a ciertos blogs albergados por medios de comunicación o revistas digitales y publicados bajo seudónimo. Los hay excelentes.

Cabe agradecer el esfuerzo que autores y editores hacen por publicar libros misceláneos y compilatorios, desprestigiados a veces con el marbete de «obras menores». Nunca lo son. Los artículos periodísticos, por el hecho de estar publicados en la prensa diaria, no tienen por qué ser caducos ni su interés ha de ser fugaz. En el caso de este libro, provienen de diversas fuentes –al menos de El País y de El Correo (es una lástima que no se indique su origen y cuándo fueron publicados en su momento)– y no siempre están al alcance de todos, ni siquiera buscándolos concienzudamente en Internet. Pienso en los grandes articulistas del país que publican en diversos medios –periódicos o blogs– y de los que convendría tener reunida toda su obra efímera, a ser posible ordenada por temas, como hace Savater en estas figuraciones suyas.

Los textos aquí reunidos responden a las hechuras del artículo clásico: breves, escritos con libertad y disciplina, y con una función política, «la que se debe a la polis y a las obligaciones de nuestra comunidad». Savater los ha agrupado en tres capítulos: Admiraciones, dedicados a personajes fundamentales para el filósofo (Cioran, Ralph Waldo Emerson, Pío Baroja, Shakespeare…);  La dificultad de educar, donde reúne sus textos sobre educación y pedagogía, en el que se incluye el titulado ¡Te daba así!, publicado originalmente el 23 de octubre de 2005 en el diario El País y merecedor del XXVII Premio de Periodismo Julio Camba; finalmente, en los artículos reunidos en el último capítulo, Envueltos en la red, el menos extenso y creado como pequeño cajón de sastre, habla de algunos aspectos éticos de Internet, la propiedad intelectual, el fútbol y la literatura, o la neurociencia y el libre albedrío.

Hace veinte años tuve la suerte de recibir clases de literatura española impartidas por un extraordinario profesor y escritor barcelonés, Dimas Mas. Nos recomendó la lectura de El jardín de las dudas, novela con la que Savater quedó finalista del Premio Planeta en 1993. Entusiasta y apasionado, Mas insistió en que atendiéramos especialmente a la prosa limpia y eficaz de Savater. No la ha perdido. Ni en la novela, ni en el ensayo, ni en el artículo. Sigue inoculando el gozo de sus propias lecturas, por muy dispares que sean (de Richmal Crompton a Cioran), y en el libro reconoce que el elogio que más agradece es el de quien le dice «gracias a ti conocí a». Es seguro que en estas Figuraciones mías cualquier lector, más o menos avisado, más o menos avezado, encontrará un título, un autor o un tema que descubrir y sobre el que pensar, aun a riesgo –y gozo– de que sus certezas se vean cuestionadas; y aun a riesgo –y gozo– de disentir, formada y educadamente, con un maestro.

Sergio Campos Cacho es bibliotecario, coautor de Aly Herscovitz y colaborador de Arcadi Espada en su libro En nombre de Franco: los héroes de la embajada de España en Budapest.

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Ficha técnica

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