La primera consecuencia que se extrae de la lectura de esta obra es que nunca llegaremos a conocer las fuerzas motrices de nuestra historia política reciente. La autora nos presenta una especie de centón apenas comentado que reúne las palabras de treinta y nueve entrevistados, todos ellos significativos en diferentes grados y protagonistas de acciones de mayor o menor calibre en la política española desde 1982. Pero apenas superados los escollos iniciales de la conversación con Felipe González, ya queda advertido el lector: «uno puede creer que el ex presidente ha dicho algo, pero bien desmenuzada la frase, palabra por palabra, no te ha dicho nada» (p. 71). La distancia casi sideral a la que se coloca la autora frente a sus personajes es, en principio, de agradecer; al cabo incita a pedir más. Pero es veterana periodista de Cortes, y conoce perfectamente las corrientes del mar en el que navega; probablemente ello la invita a no procurar travesías por estrechos que sabe imposibles. De modo que, sólo mediada la lectura, Navarro concluye: «Pero, ¿acaso el político más sincero puede llegar a contarlo todo?» (p. 244), se pregunta, después de infructuosa esgrima con Carlos Solchaga. No hay misterios resueltos ni revelaciones espectaculares; hay, eso sí, retractaciones, arrepentimientos y Diegos donde antes hubo digos. Parece que, en general, hay que esperar a una nueva legislatura para que se sinceren los protagonistas de la anterior. Uno tras otro, sin excepción, se apresuran a ponerse al abrigo de las tempestades desatadas por los vientos que ellos mismos sembraron. ¿Y Aznar? Aznar en el 83; Aznar en Valladolid; poco más. ¿Todavía no tiene nada de lo que retractarse? ¿O su ausencia en esta obra es la simetría necesaria a la vacua, si bien ubicua, presencia de su antecesor en el cargo?
Este libro no pretende ser, desde luego, «periodismo de investigación». El lector que busque mayores emociones se sentirá defraudado. El que desee repasar el comportamiento de la clase política de los últimos catorce años y tener a mano una guía de las triquiñuelas verbales de uso común para evitar las propias responsabilidades hallará completa satisfacción. Julia Navarro se ha batido con el dragón de casi quinientas páginas y referencias a 544 personajes para demostrarnos que, al final, fuese, y no hubo nada.
