Caja de resonancia
Algunos fragmentos de Ciento cuatro días dan cuenta del diálogo mantenido con alguien, a quien –al modo de Juan de Mairena– se llama «mi maestro»; a él pertenece esta declaración: «No soporto escribir dos poemas seguidos en un mismo ritmo; enseguida me pongo en guardia, no me fío de mis palabras, han debido de ser embaucadas por otras para que me engañen, tengo que volver al principio». Así, la singularidad de la poesía no tendría carácter de excepción, sino de necesidad, pues toda poética se asentaría en el cambio permanente, en una autocrítica del lenguaje que permitiera al poeta mantener el pulso directo, sin mediaciones ni desgastes, de sus propias palabras. Pero, a la vez, el lector de Pedro Provencio