De fantasmas y sonajero
Alguien ha dicho que la novela consiste en encerrar el mundo en una botella. ¿Cómo lograr ese milagro? ¿Cómo amasar el universo para que quepa por el estrecho cuello del recipiente? La única herramienta de que dispone un autor para conseguirlo es la lengua. Tolkien aseguraba que «la materia de mi humus es, principal y evidentemente, materia lingüística», aunque los lectores encuentren en sus novelas alegorías y símbolos más relevantes que la materia empleada para moldearlos. Ante un cuadro o una escultura también se valora el resultado conseguido, por encima de los materiales utilizados por el artista. La obra final trasciende al óleo, barro o bronce usados en su construcción. Ese es el misterio o la técnica del arte. No