Cuando los vascos eran de Marte y los catalanes de Venus
Durante el llamado «procés» (y quizá como parte esencial de él) se puso de moda la idea ciertamente extravagante de que la ausencia de una solución en el horizonte para el secular «problema catalán» era culpa exclusiva del Gobierno del Partido Popular y que, por encima de todo, hacía falta diálogo ante el golpe de Estado perpetrado en Cataluña bajo el repetido eufemismo de «procés». No seré yo quien elogie el talento o la sutileza política del partido en el gobierno; pero todo parece indicar que, muy al contrario, el PP no ha sido culpable de nada, salvo en la medida en que ya haya dialogado demasiado con el nacionalismo catalán a lo largo de décadas de concesiones constitucionalmente inaceptables, y ello con grave perjuicio para la minoría castellanohablante, sistemáticamente preterida en el debate político, y de la que, sorprendentemente, sigue sin hablarse bajo su genuina denominación de minoría segregada.