El orfeón del crimen
Son bien conocidas las dos charlas ficticias de Thomas de Quincey ante la Asociación para el Estímulo del Crimen, cuyos miembros preferían ampararse bajo el menos vistoso nombre de Agrupación de Entendidos en el Crimen por aquello de guardar las formas. Todo, decía el ensayista, puede asirse desde alguno de sus extremos. Un crimen, por ejemplo, es un asunto moral, lo que es, por cierto, su lado menos atractivo, pero también podemos considerarlo desde el del buen gusto o, según preferían decir los alemanes, como una cuestión estética.