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Patriotismo

Una apología del patriotismo

JOSÉ LUIS GONZÁLEZ QUIRÓS

Taurus, Madrid

232 págs.

16,26 €

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José Luis González Quirós ha escrito un sugerente ensayo sobre el patriotismo, un valor presente en la filosofía y en la teoría políticas actuales, y que el autor trata de recuperar para la vida del sistema democrático en general y para la vida política española del momento. Ordena su trabajo en una primera aproximación a la idea de patria en la que, recogiendo su percepción clásica, destaca la importancia de una sociedad fundada en las leyes como base de ella. Se plantea después la estructura y la entraña moral del sentimiento patriótico. Destaca en este momento lo que el patriotismo implica de reconocimiento de un orden de afectos en que el egoísmo queda trascendido: «No vive de sacralizar unos límites preciosos: el patriota nunca estará por principio y como tal en contra de que se empleen las formas de convivencia política, de que la soberanía popular adopte nuevas identidades o de que se formen nuevos vínculos entre sociedades y naciones que son beneficiosos para la comunidad».

El capítulo tercero se plantea el eclipse de la virtud cívica y, con ella, del patriotismo. El triunfo de la libertad de los modernos (Benjamin Constant) y de la idea de libertad negativa (Isaiah Berlin) supone, en opinión del autor, la oportunidad para el nacionalismo y el desdibujamiento de una conciencia patriótica que ayude al funcionamiento de la comunidad política y potencie la construcción de un orden internacional sobre la base de los Estados existentes. Cierra la parte general del ensayo con una consideración del patriotismo como la virtud sobre la que puede cimentarse una sociedad política construida como una comunidad de derechos, como una ciudad en que las diferencias no afecten a la identidad cívica esencial.

El elemento más discutible que subyace a esta exposición es la rotunda contraposición que hace el autor entre patriotismo y nacionalismo. La idea de patria y nación se ven enfrentadas al optar el autor por una idea de nación que no hace justicia a la práctica y a la teoría de la misma en el mundo occidental. La nación es vista en Una apología del patriotismo como un precipitado de la diferencia cultural, en contraposición a una idea de patria en la que dominaría la primacía del derecho y la libertad. Se trata de una contraposición que no hace justicia a las raíces liberales y democráticas de una idea de nación que no se alejan sustancialmente de la concepción clásica de la idea de patria. La nación «comunidad de ciudadanos» sobre la que descansa el nuevo orden liberal alumbrado por la Independencia americana, la Revolución francesa o la Constitución gaditana, la visión de la nación como precipitado de un largo pasado histórico y de la acción secular del Estado, tiene poco que ver con la idea de nación que el autor se apresura a enfrentar a la de patria. Bien por el contrario, la idea de nación que se deriva de los grandes teóricos liberales de la cuestión, de Ernest Renan a Lord Acton, siguiendo incluso con la obra de Antonio Cánovas del Castillo o José Ortega y Gasset en el caso español, es inseparable de la construcción clásica de la idea de patria en tanto que un espacio político construido sobre la trascendencia de las divisiones culturales y atento a la viabilidad de una comunidad política en la que se funden la acción del pasado, la voluntad ciudadana y el intento de levantar una sociedad basada en el imperio de la ley y la vigencia de las libertades. Parece adivinarse en este planteamiento del autor una consciente o inconsciente concesión política a la mayor facilidad de reconciliación de los valores del patriotismo con el orden liberal-democrático que a una exploración de las complejas relaciones entre este orden liberal-democrático y el enmarañado discurso nacionalista de los últimos siglos en la vida europea.

El ensayo se cierra con una oportuna referencia al caso español. Subraya en este momento el autor la necesidad de recuperar una primacía de la sociedad española en la materia, porque se aprecian en ella con mayor nitidez que en la esfera estrictamente política las huellas de una comunidad expresada en la idea de una patria o nación española. Una patria o nación que el autor estima perfectamente compatible con la pluralidad cultural y, a su modo, nacional, recogida en la vigente Constitución. Defiende también muy oportunamente en este momento la necesidad de recuperar un hilo humanista en la historia de España capaz de explicar la estabilidad de nuestra actual democracia y de liberarnos de una pesada losa de pesimismo en la interpretación de nuestro pasado. Dentro de esta revisión de nuestra historia debe tener lugar preferente la definitiva superación del franquismo y del recuerdo de la guerra civil de 1936, responsables en última instancia de la dramatización con que se ha vivido nuestro contencioso nacional en la segunda mitad del siglo XX.

Estamos, pues, ante un ensayo bien informado y mejor orientado con que hacer frente a la vida nacional de España. Un ensayo optimista, pero bien argumentado, en que se termina vislumbrando una mejor integración de España a partir de la recuperación de un sentimiento patriótico perfectamente congruente con los valores liberal-democráticos y la pluralidad cultural del país.

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