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Una saga argelina

Grande es la prisión

ASSIA DJEBAR

Trad. de Inmaculada Jiménez Morel Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid, 1998

212 págs. 2.500 ptas.

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Assia Djebar es la escritora argelina más importante y más conocida internacionalmente. Nació en 1936, en Argelia, y tuvo la suerte de escapar al enclaustramiento de las mujeres de su sociedad, estudiando en Francia. En 1956, durante la huelga de estudiantes argelinos en París, escribió su primera novela. Colaboró con el Frente de Liberación Nacional (FLN) y a partir de los años sesenta, comenzó a dictar clases de historia en la Universidad de Argel. Tras el golpe de estado de Boumedian regresó a París, dedicándose a la crítica literaria y al teatro. Ha escrito varias novelas, y Grande es la prisión forma parte del «Cuarteto argelino», saga donde la historia de las mujeres de una familia se enlaza con el devenir de la nación, con sus conflictos religiosos, políticos y sociales.

Hay una voluntad deliberada de recuperar el pasado, de rescatar del olvido, de sustraer al implacable paso del tiempo «el susurro atenuado de mis antepasadas, la queja ululante de sus sombras envueltas en velos flotando en el horizonte…». La escritura, entonces, encuentra su justificación en el testimonio de varias generaciones de mujeres, que consiguieron transgredir las represivas leyes de su sociedad y de su religión. Toda gran literatura es transgresora, y toda pasión es una forma de transgredir los límites impuestos por el poder establecido. Assia Djebar se ha propuesto contar y cantar las alegrías, las penas, las osadías, las ocultas pasiones de un grupo de mujeres de su familia, «fugitivas sin saberlo», heroínas anónimas de una lucha que no ha cesado.

Para emprender este proyecto la escritora cuenta con la memoria de su saga familiar: desde la palabra «enemigo», empleada secretamente por las mujeres para designar a sus maridos hasta los sangrientos acontecimientos de la actualidad, frente a los cuales la escritura parece paralizarse: «No puedo. No quiero. Quiero huir. Quiero desaparecer. Que mi escritura desaparezca. Vendarme los ojos. Amordazarme la boca».

La historia nunca es sencilla, ni lineal, ni tiene una sola interpretación. Lo más doloroso, para la autora, que ha participado en las luchas de liberación nacional es enfrentarse a los crímenes actuales, a la opresión que ejercen los antiguos reprimidos. Pero entre todos los oprimidos, las mujeres son más oprimidas todavía, porque carecen de escritura: «Las mujeres, las olvidadas, porque no tienen escritura, forman, como nuevas bacantes, la procesión fúnebre». No tener escritura es no tener historia. Hasta en las disciplinas más convencionales, el inicio de la historia es el inicio de la escritura. Sin escritura, las mujeres son apenas fantasmas, desmemoria, ausencia. No es casual que una pesadilla repetitiva de la autora –confesada en este libro– sea que una inmensa flema se estanca en su boca, la ahoga, la asfixia, la sume en el malestar. La obstrucción faríngea es una metáfora de esa historia nunca contada, del silencio de la escritura –y del deseo– femenino en Argelia. Escupir, vomitar esa bola asfixiante, permitir que la sangre acumulada se escurra entre los dedos es una forma de parto que libera todo el dolor de esta fiesta guerrera que es la vida en ese país.

Assia Djebar instaura su propia tradición: encabeza la larga procesión blanca de antepasadas fantasmagóricas. La escritura las convierte en un ejército estimulante, que la impulsa a través de las palabras que creía perdidas.

En medio de la ola de literatura light que nos invade, descubrir una novela tan comprometida con una causa, con un género es devolverle al texto una fuerza y una categoría olvidadas. La especie de pudor del escritor occidental (Eduardo Mendoza acaba de declarar que ya no hay novela porque no hay heroicidad) ante ciertos temas: la explotación, el paro, el terror, las diferencias sociales y económicas no existe cuando se trata de la literatura del Tercer Mundo. El imperativo moral es más fuerte que ese pudor o esos escrúpulos. Todavía tienen muchas cosas que contar.

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Ficha técnica

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