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Contra Pujol, Catalunya y demás tópicos

Contra Catalunya

ARCADI ESPADA

Flor de Viento ediciones, Barcelona, 1997

259 págs.

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« Los últimos veinte años del siglo pasarán a la historia de Cataluña como los de la hegemonía del pujolismo. Lo son, por supuesto. Pero esa hegemonía, que ha supuesto una desertización del espíritu crítico, un mortal aburrimiento polémico, una degeneración de las formas de pensar, de escribir, de autonarrarnos, en fin, no habrían sido posibles sin la colaboración de muchas gentes de la izquierda y de sus partidos. Ellos han legitimado el pujolismo y le han dado –por activa o por pasiva– su verdadero carácter nacional.»

He aquí uno de los párrafos finales de este libro singular, obra del periodista Arcadi Espada y del que asombra en primer lugar el poco ruido que está provocando en el conformista, pacato y un tanto rural ambiente cultural y político español.

Porque se trata, es lo menos que puede decirse, de un libro de armas tomar: polémico, irrespetuoso, provocador, heterodoxo, faltón, indiscreto y… seguramente necesario. Después de tantos excesos sectarios, de tanta retórica inmoral, de tanto chantaje y tantas mandangas en nombre del sentimiento nacional, del nacionalismo, de la pluralidad y de la diferencia, tenía que pasar: alguien se cansó y, cargado de razón, volcó toda su amargura, su malhumor y sus prejuicios, tan legítimos como los de sus contrarios, sobre quienes, alejados o inhibidos, están dispuestos a seguir tragando lo que les echen. Estas cosas no suelen suceder en España ni en Cataluña. Pero cuando se producen, deben saludarse con un suspiro de alivio.

Espada describe con un castellano tajante, a veces demasiado incluso, «la hegemonía de una política desprovista del principio de la realidad, reaccionaria y vulgar». Lo hace, por supuesto, desde el centro del huracán y ello le obliga a cierta ira, semejante a la que hace años gastó –desde trincheras ideológicas muy diferentes– el también periodista Federico Jiménez Losantos en su libro Lo que queda de España.

Por supuesto, el protagonista principal de este libro es el nacionalismo catalán, con todos sus excesos y floripondios. O, si se prefiere, un cierto nacionalismo catalán que el autor asimila al «pujolismo» pero que no anda por el monte solo. En realidad por estas páginas ardientes e indignadas pasa Pujol, su esposa y sus colaboradores más íntimos. Pero también pasan Pasqual Maragall, el Palau de la Música, Orial Bohígas, Vázquez Montalbán, Josep Plá, Josep Maria Cullel, y Joan Oliver, y el Museo Nacional de Cataluña. Y TV3, y Cam Zam y Vidal Quadras. Y un largo etcétera que representa esa realidad varia, sufrida y mal entendida –cuando no ignorada adrede– que es Cataluña hoy.

Espada está indignado y lo dice. No se para en barras, no tiene miedo. Y sus propósitos son a veces tan provocativos que resulta asombroso la leve respuesta que han logrado: a no ser que precisamente sea esa la estratagema, no responder desde el Olimpo para que los simples mortales ignoren que alguien rompió la baraja, denunció la conspiración de los necios y dejó al monarca en paños menores.

Hay en este libro fragmentos memorables que me resisto a no transcribir aunque puedan resultar un tanto extensos. Por ejemplo, éste, sobre el bilingüismo y su traslación moral: «El bilingüismo tiene una activa y metafórica traslación moral. Nada importante de España puede explicarse sin Cataluña y nada importante de Cataluña puede explicarse sin España. En este momento las cosas son así y van a seguir así durante mucho tiempo. Mejor acostumbrarse con rapidez y acabar rápidamente con estos años absurdos que han pretendido explicar la historia catalana al margen de la historia española o registrar la evolución de la literatura escrita en catalán sin contar con la literatura escrita en castellano. Mejor acabar de una vez y pronto con la zozobra terminológica y hablar de la literatura de Marsé, Vázquez Montalbán, Azúa y Mendoza en los precisos términos que reclama: como literatura catalana. Han nacido aquí y viven aquí. No hay que darle una sola vuelta más… Durante estos últimos quince años de dominio nacionalista, Cataluña ha vivido en una situación culturalmente anómala. La cultura de expresión castellana no ha gozado del apoyo público: ni los libros, ni el teatro, ni el cine, ni las revistas, ni los medios de comunicación. Por supuesto, eso no ha provocado ni remotamente que la lengua castellana estuviera en peligro en Cataluña. Le basta para sobrevivir santamente con las disposiciones del mercado. Quien se ha resentido de todo esto ha sido el conjunto de la cultura catalana».

Espada denuncia en este texto el poder de reaccionarios y sectarios desde el poder o… la oposición, describe con minuciosa indignación los disparates de nacionalismo obtuso y las consecuencias de esta fiesta que puede terminar como el rosario de la aurora, pero lógicamente no propone ni un proyecto inmediato ni un antídoto contra tanto disparate. Su libro es de combate: lo peor que podría sucederle es que pasara desapercibido. España, Cataluña necesitan que algunos principios intocables se ventilen al aire de la reflexión y la crítica. Estos veinte años triunfales necesitan también algún aguafiestas. No lo hubo hasta ahora. Es peligroso. De modo que no le arriendo la ganancia…

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Ficha técnica

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