De aviones y bombas
Es innegable que los aviones provocan una cierta fascinación. Incluso los aviones de combate. Si no, no se explicarían fácilmente fenómenos como las patrullas acrobáticas, las exhibiciones aéreas o el modelismo. Al menos en tiempo de paz. En tiempo de guerra, la aviación de combate pasa a convertirse en un instrumento de destrucción altamente sofisticado y con una capacidad añadida de causar terror en civiles y combatientes. Sólo quien ha experimentado el campo de batalla puede contar el sentimiento sobrecogedor provocado por el ruido de los motores de los aviones y que siempre acompaña a una lluvia de bombas o misiles. Los prisioneros iraquíes de la guerra del Golfo de 1991 coincidían en apuntar que lo que más temían eran