
Los misterios de París
Antes de que Walter Benjamin se planteara escribir su monumental y por siempre incompleta Obra de los pasajes, Louis Aragon publicó uno de sus modelos: El aldeano de París (Madrid, Errata Naturae, 2016). Un libro hipnótico que contrapone dos espacios muy significativos de la capital de Francia y del siglo XIX: los pasajes y los parques. Como su compañero de aventuras etílicas y poéticas, André Breton, Aragon camina por un París flotante, en el que todas las esquinas y todas las puertas pueden conducir a la alucinación o el sueño. Entre los herederos de esa obra seminal están tres autores tan distintos como el propio Benjamin, filósofo y narrador o narrador filósofo, el novelista y ensayista Georges Perec (las enumeraciones de comisarías de policía y de oficinas de recaudación y de correos y de telégrafos bien podrían pertenecer al autor de Especies de espacios) o el artista gráfico y guionista David B.