La fe en un mundo desencantado
El cogito cartesiano estableció el primado de la conciencia sobre la existencia. El Discurso del método (1637) y las Meditaciones metafísicas (1641) no son simples obras de filosofía, sino la consolidación de una imagen del mundo que excluye lo trascendente y lo sobrenatural. Aunque Descartes suscribe y profundiza el argumento ontológico de san Anselmo de Canterbury, su filosofía prepara la demolición de la metafísica, reduciendo el ser a un conjunto de evidencias o, más exactamente, de objetos que pueden ser manipulados y conceptualizados.