
Cómo explotaron los ordenadores
El universo digital vio la luz, físicamente hablando, a finales de 1950, en Princeton, al final de la Olden Lane. Fue entonces y allí donde el primer ordenador genuino –un artilugio multiuso de alta velocidad y programa almacenado que realizaba cálculos digitales– se puso en movimiento. Se había ensamblado, en gran medida con componentes que procedían de excedentes militares, en un edificio de cemento de una planta que el Institute for Advanced Study había construido a tal efecto. La nueva máquina se bautizó con el nombre de MANIAC, un acrónimo –en su versión inglesa– de «integrador y computador matemático y numérico».