
En las cloacas de los regímenes comunistas
Todas esas vidas, inocuas e inofensivas, rutinarias y políticamente intrascendentes, fueron una farsa. Las categorías elaboradas por Juan José Linz y las diferencias que estableció entre totalitarismo y autoritarismo siguen vigentes: los totalitarismos anulan la individualidad, entre otras razones porque eliminan el ámbito de lo privado. La intimidad no existe. Aspiran también a la sociedad homogénea. El partido espiaba a sus súbditos, por miedo y por inercia. Las policías políticas, dependientes de los ministerios de Interior y/o Seguridad de los países del Este acumularon durante casi medio siglo ?en el caso de la Unión Soviética, algo más? millones de fichas con todo tipo de información, la mayoría de ella banal. Era la sociedad vigilada bajo el ojo maníaco del Estado. Todo empezó con la Revolución Rusa y la creación de la Cheká, Comisión Panrusa Extraordinaria para Combatir el Sabotaje y la Contrarrevolución, ideada por Lenin para centralizar las funciones represivas y de control ante el riesgo de que se dispersara la revolución, cuyo origen fue el Comité Militar Revolucionario de Petrogrado.