
Trabajadores, empresarios y accionistas
No es fácil saberlo ni, de saberse, tampoco es fácil practicarlo. Una regla no escrita y, en realidad, absurda, es que la renta nacional debería estar repartida aproximadamente al 50/50 entre el trabajo y el capital. Mejor dicho, entre los asalariados y los accionistas de las empresas.