Ventanas epistémicas: seis lecciones catalanas
Los tiempos interesantes han resultado ser tiempos extenuantes: la crisis constitucional provocada por el independentismo catalán, cuya fase más intensa se ha desarrollado durante el pasado mes de octubre, ha mantenido a los ciudadanos españoles en un estado de permanente tensión política. Por remota que fuera, la posibilidad de que el país se desmembrase nos ha tenido en vilo, pendientes de los medios de comunicación y atentos a las interpretaciones que pudieran hacerse de cada nuevo suceso. No es que el nuevo siglo esté siendo aburrido: desde el atentado contra las Torres Gemelas a la Gran Recesión, pasando por los atentados yihadistas en Europa o el ascenso del populismo, sería más correcto decir que no ganamos para sustos. Pero la crisis catalana ha afectado especialmente al ánimo de los ciudadanos españoles: no sólo por su mayor cercanía, sino porque ha amenazado con quebrantar el orden democrático que disfrutamos desde hace cuarenta años.