
Economía y psicología, y viceversa
Hace ya tiempo que el racionalismo no está de moda en el mundo moderno. La vieja propuesta de Condorcet ?«reducir toda la naturaleza a leyes similares a las que Newton descubrió con la ayuda de las matemáticas»? sería el camino del raciocinio hacia un futuro próspero y armonioso de paz y amor fraterno basado en la razón y la extensión del conocimiento. Pero esa promesa se esfumó más tarde a manos del sentimentalismo hegeliano, leninista y hitleriano, y el mundo racional de los ilustrados dio paso a las pasiones populistas y nacionalistas que ahora, además, vuelven con más emoción, si cabe. El cuestionamiento del racionalismo se produjo también en el campo científico y, con mayor intensidad, en las ciencias sociales. El pensamiento económico moderno surgió en el siglo XVIII a partir de supuestos racionalistas como la maximización de la utilidad individual y la persecución del bien general a través del privado.