
Woody
David Evanier, que tiene una trayectoria demasiado sólida y contrastada como para trabajar de negro, afirma que Woody Allen reaccionó con cautela cuando le escribió para contarle su proyecto: «Aunque siempre se ha mostrado cordial y amistoso, en ningún momento ha aceptado colaborar en esta biografía ni ha dado el visto bueno a ninguna de sus partes» (p. 449). No parece, por tanto –y el tono del libro lo confirma?, que esta reciente biografía de Woody Allen sea producto del oportunismo, ni que haya sido pactada ni escrita por encargo, algo que siempre resulta sospechoso, como una mancha que no impide la lectura, pero que nunca deja de verse al fondo del papel. Conviene aclarar este aspecto porque el libro se ha publicado en Estados Unidos cuando ya parecían calmadas las furias del escándalo que volvió a zarandear al cineasta en 2014. Como se recordará, cuando Woody Allen se ganó ese año el aprecio de crítica y público con la película Blue Jasmine, con la que consiguió un Globo de Oro y Cate Blanchett el Oscar a la mejor actriz, Dylan Farrow, la hija adoptiva de Allen y Mia Farrow, publicó una carta acusándolo de abusos sexuales cuando era una niña, renovando las acusaciones vertidas por la actriz veinte años antes.