
Donde no había porqués
Primo Levi acuñó la expresión «la zona gris» para referirse a la penumbra moral de los campos de concentración del Tercer Reich, que intentó cambiar el signo de la historia con una utopía nutrida por la exaltación nacionalista, la fruslería teosófica y un darwinismo torpemente desfigurado. El «Estado-jardín» ideado por un charlatán de cervecería y una caterva de nigromantes –no pocas veces, con doctorado universitario–, sólo duró doce años, pero ha dejado una sombría y duradera huella en la historia posterior.