La utopía de Oscar Wilde
La destrucción del individuo es el objetivo primordial del totalitarismo. Es difícil definir al individuo sin incurrir en los estereotipos de las diferentes formas de pensamiento colectivista, que exaltan a la masa con el pretexto del bien común, identificando una voluntad mística en el corazón de los pueblos. Según Emmanuel Mounier, «el individuo es la demolición de la persona», pues representa al hombre aislado de sus obligaciones sociales, guiándose por motivaciones egoístas, que cosifican al otro para rebajarlo a simple medio u objeto de su deseo.