El larguísimo viaje
En sus noventa y un años de vida, a Ernst Krenek le dio tiempo a todo, o casi todo. Nació en «Viena, 1900», un marbete que se ha revestido por sí solo de infinitas connotaciones, donde y cuando –como ha escrito el historiador Norman Stone– «se inventó la mayor parte del mundo intelectual del siglo XX», en medio de una «atmósfera de humanidad y cultura que todo lo invadía» –en palabras ahora de Allan Janik y Stephen Toulmin en su Wittgenstein’s Vienna–, que habría de dar lugar, de resultas de una «revuelta edípica colectiva»