Política al por menor
Me dejo caer por un mercado de abastos del centro de Madrid, en el que acostumbro a vivaquear una vez por semana. Queda entre la Latina y la Puerta de Toledo. De hecho, hay todavía placeras que se llaman «Paloma», por la Virgen de la Paloma, la de la zarzuela. Pero la alegría y el folclore se quedan ahí, en los nombres. Hace más de dos años que se ha reducido el movimiento. Un pescadero maragato de mucho peso en el ramo estima la caída de las ventas en cerca del cuarenta por ciento, o más. La oferta también se ha reducido, y los mostradores sólo se aproximan a su esplendor pretérito los sábados por la mañana.