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Mujeres en la Guerra de la Independencia

HEROÍNAS Y PATRIOTAS. MUJERES DE 1808

Irene Castell (coord.), Gloria Espigado (coord.), M.ª Cruz Romero (coord.)

Cátedra, Madrid

482 pp.

20 €

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Sabemos que las mujeres participaron activamente en la Guerra de la Independencia y conocemos los nombres de algunas de ellas. Sin embargo, disponemos de escasa información sobre lo que realmente hicieron e ignoramos casi todo sobre su personalidad. Por otra parte, en los casos más notorios se han impuesto la leyenda y el mito. Por una u otra razón, las personas se han evaporado y ha quedado una artificiosa imagen de la mujer como representación del heroísmo popular y del sentimiento patriótico de la población española. Así fue presentada en el relato canónico de la guerra y, con lenguaje actualizado, en algunas síntesis publicadas recientemente: aquella fue una lucha emprendida por los españoles de forma espontánea y unánime en defensa de la religión, el rey y la patria, y hasta tal punto fue general y heroica la lucha, que incluso las mujeres se implicaron en ella con tanto arrojo como los hombres.

El libro que nos ocupa se orienta en una dirección diferente. Muy atentas a la producción historiográfica actual, sus coordinadoras –tres destacadas y reconocidas historiadoras– se han propuesto dar a conocer quiénes fueron y qué hicieron algunas de las mujeres que participaron en aquella guerra como los demás y movidas por idénticas motivaciones. Pero no sólo eso: les interesa, asimismo, las leyendas que fueron forjándose desde 1808 en torno a esas mujeres y, como indican en el capítulo que abre el volumen –un texto muy inteligente y de gran calado crítico–, pretenden mostrar asimismo «la trama de representaciones del pasado que a lo largo de doscientos años han ensalzado interesadamente ciertos comportamientos femeninos, al tiempo que silenciaban otros, y han creado verdaderos iconos míticos, trasunto de la nación española» (p. 16).

Este es el programa, realmente ambicioso, que se desarrolla en este libro escrito por mujeres y hombres, organizado en dos partes: una está dedicada a mujeres directamente relacionadas con la lucha, titulada «Heroínas», y la otra a las que por diversos medios defendieron una causa política, agrupadas, con acierto, bajo el epígrafe de «Patriotas», a pesar de que no todas se situaron en el bando contrario a Napoleón, el que habitualmente ha sido calificado en exclusiva de esta manera.

En el grupo de las «heroínas» se estudia a María Bellido y las aguadoras de la batalla de Bailén (Francisco Acosta), a las mujeres gallegas que se levantaron contra Napoleón (M.ª Jesús Baz), a las asociaciones femeninas constituidas durante la defensa de Gerona (Elena Fernández), a Manuela Malasaña (Florencia Peyrou), a la rondeña María García, La Tinajera (Marion Reder Gadow) y a Agustina de Aragón, a la cual se dedican dos capítulos: uno trata del mito cinematográfico (Marta García Carrión) y el otro es un extenso y muy sugerente ensayo sobre la imagen de la dama del cañón en España y en otros países, a cargo de Enric Ucelay-Da Cal. El grupo de las «patriotas» incluye a ciertas mujeres situadas claramente en contra de Napoleón: Frasquita Larrea (Marieta Cantos), la periodista María del Carmen Silva (Beatriz Sánchez Hita) y la marquesa de Villafranca y la Junta de Damas de Fernando VII (Gloria Espigado). Afrancesadas: la condesa de Ega (Ilda Soares de Abreu) y las integrantes de la Junta de Damas de Madrid (Elisa Martín-Valdepeñas), las cuales generalmente adoptaron el partido de sus maridos y, por tanto, unas se mostraron fieles a José I y otras se inclinaron por el bando contrario. Y dos mujeres un tanto diferentes a las anteriores, pues su actividad estuvo determinada en muy alto grado por la condición de sus esposos: la portuguesa Isabel de Roxas e Lemos, llamada la «Reina Pamplona» (María Emilia da Câmara Stone), y la francesa Emilia Duguermeur, casada con el general Lacy (Jordi Roca).

La simple relación de los trabajos que forman el libro demuestra que no cabe reducir la participación de las mujeres en la guerra al estereotipo de la heroína popular. Sin duda, las mujeres derrocharon heroísmo, sobre todo en la defensa de las ciudades, pero su participaron en la guerra fue muy variada y junto a tareas tenidas por femeninas (abastecimiento y ayuda a los combatientes, cuidado de heridos, etc.), cumplieron muchas otras consideradas ajenas a ellas, como la participación armada en la lucha, el espionaje, la información, la propaganda y la agitación política, etc. En suma, asistidas por las mismas razones que los hombres, las mujeres participaron activamente en la movilización ciudadana provocada por la guerra. Salieron del ámbito privado del hogar, transgrediendo las pautas habituales de comportamiento, y se incorporaron al espacio público. Es decir, la mujer participó en el proceso de politización, en el nacimiento de la política moderna. Pero esto no provocó un cambio en el concepto social. Como reflejan perfectamente los capítulos de este libro, la irrupción de las mujeres en el espacio público fue excepcional, provocada por la imperiosa necesidad de movilizar a toda la población para hacer frente a un poderoso enemigo; además, la mujer simbolizaba de forma muy visible al pueblo levantado en armas en defensa de lo propio, de ahí que la conversión en heroínas de algunas de ellas fuera un instrumento muy útil en la guerra de propaganda, la cual resultó decisiva en aquella contienda, como han demostrado estudios recientes. Ahora bien, recuperada la normalidad una vez finalizada la guerra, ya no era necesaria esa función de la mujer y ésta retornó al ámbito doméstico y familiar que le correspondía, según la mentalidad de la época. La mayoría cayó en el olvido, mientras otras fueron convertidas en emblema del patriotismo español, despojadas, eso sí, de sus rasgos personales.

Los relatos que forman este libro, todos ellos fundamentados en una sólida documentación y con una fuerte dosis analítica, exponen, de forma viva y las más de las veces apasionante, las peripecias de algunas de las mujeres –españolas y portuguesas, porque la guerra fue peninsular– que participaron en la guerra, las leyendas y los mitos construidos en torno a ellas. Pero aunque sólo es posible abordar con detenimiento algunos casos, no limita el horizonte. El volumen se cierra con una breve noticia biográfica de noventa mujeres, «heroínas» y «patriotas», que fueron sujetos activos en aquel tiempo. Cuando sepamos más sobre todas esas mujeres gracias a obras como la que nos ocupa, tendremos un conocimiento más exacto de esa guerra cuyo bicentenario conmemoramos.

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Ficha técnica

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