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Conceptos (I)

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Hay conceptos fundamentales que definen a una sociedad, pilares de su manera de entender el mundo, y uno va descubriéndolos a medida que conoce una determinada. Posiblemente nos cueste más discernir cuáles son los propios, los de la nuestra. ¿Qué conceptos definirán la sociedad española? Durante algunos siglos honor, valentía, heroísmo, pero ahora estamos lejos de eso y no sabría yo decir qué los ha sustituido. En Japón, wabi y sabi son los primeros con que uno se encuentra. Se refieren a aspectos más bien tradicionales, aunque no sé yo si siguen igualmente vigentes en la vida actual. Wabi, la sencillez rústica, la falta de pretensiones artificiales, la elegancia de lo simple y cercano a elementos básicos; sabi, la belleza que surge con el desgaste del tiempo, la pátina que adquieren las cosas con el uso.

Ruth Benedict habla mucho de giri y de on, los más importantes en su opinión y que vertebran El crisantemo y la espada, ese primer libro para quienes venimos a Japón. El diccionario Sakura (publicado por la editorial Satori) define giri como «deber moral o social, generalmente opuesto a sentimiento individual, o ninj?»; y on como «deuda social psicológica en que se incurre al recibir un favor o regalo importante». Ocupa un lugar central entre los valores que regulan la vida social de los japoneses, añade el diccionario. Más actual y cotidiana me parece a mí, sin embargo, la distinción entre honne y tatemae: lo que uno piensa o siente realmente (honne) y lo que dice, la cara que muestra frente al mundo (tatemae).

Los japoneses apenas hablan de sus sentimientos personales. No se espera que lo hagan ni hay espacio para ello. Tienen poco contacto con su familia, muchos no se ven más de una o dos veces al año, y no contarán si tienen una enfermedad grave o están divorciándose. De esas cosas no se habla, ni siquiera con la familia. El japonés no suele expresar lo que siente. Es una sociedad que ha reemplazado la compasión por la buena educación y las buenas maneras. Un japonés puede vivir toda su vida mostrando y diciendo lo que el sistema ?la sociedad? exige y nunca, jamás, expresar a nadie lo que verdaderamente piensa. Puede no aguantar a su mujer, detestarla, y nadie lo sabrá. Puede que odie su trabajo, a su jefe, a los compañeros, que deteste lo que hace, pero pondrá siempre, sin embargo, su mejor sonrisa, elogiará al jefe, se irá a beber a un izakaya con los compañeros cada una o dos semanas y hablará elogiosamente de la empresa a todo el mundo.

Nada los define mejor que la dupla honne / tatemae. No decir lo que se piensa, dejar el honne para uno mismo y anteponer el tatemae en todo y para todo es parte imprescindible de la cultura japonesa, de su manera de estar en el mundo; y conocer y aceptar esta distinción es imprescindible para empezar a entender cómo funciona esta sociedad incomprensible. Este universo mental diferente a cualquier otro.

Preservar la armonía social (wa) es fundamental en la psique de los japoneses, y que tatemae prime sobre honne es elemento principal de esa búsqueda de armonía. El primer artículo de la antigua Constitución que el príncipe Shotoku (575-621), confucianista, promulgó para Japón decía: «Respeta la armonía por encima de todo. Tu primer deber es evitar el desacuerdo».

El concepto de «wa» (?, armonía, paz social) está profundamente arraigado en la cultura japonesa. Esta sociedad colectivista valora el mantenimiento de la armonía social por encima de valores más apreciados en Occidente, como la verdad (quién tiene razón) o los derechos individuales. Los intereses del grupo están por encima de los del individuo.

Antes de que al país se llamara Japón, cuando todavía era más bien la tierra de los yamato, el nombre oficial era «Wa», escrito ?. Pero este kanji tenía connotaciones negativas y en el siglo viii pasó a escribirse ?, con el mismo ideograma de «armonía». Japón pasaba a ser así de algún modo, por un juego de palabras, «el país de la armonía». El prefijo wa indica desde entonces «japoneidad» de raigambre. Washoku, comida japonesa (declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO; wafukum, ropa japonesa; waka, poema japonés; washi, papel japonés; wagashi, mis queridos dulces japoneses, wagyuu; vacuno japonés; washitsu, habitación de estilo japonés. Muchas palabras asociadas a la paz o la armonía contienen igualmente el ideograma wa: heiwa, paz; wakai, reconciliación; waki, ambiente pacífico; wag?, concordia.

Otro elemento fundamental de esta primacía es no decir que no. Al japonés le cuesta mucho, hacerlo ofende su ética de respeto y por eso prácticamente no pronuncian la sílaba, prefieren decir chotto (un momento, un poco) y el interlocutor sabe que un poco quiere decir que no; o no contestar, directamente, y quien hizo la consulta y no recibe respuesta ya entiende que la contestación es no.

En relaciones dentro de la empresa o de un grupo social, la importancia de mantener wa se manifiesta en la búsqueda de consenso para evitar el enfrentamiento o el conflicto. ¿Y si hay desacuerdo, conflicto de intereses? ¿Quién cede, cómo se sabe qué se ha decidido finalmente cuando ninguna de las partes querrá expresar crítica o desavenencia? Lo importante es evitar una negación que pueda romper la armonía. He aquí una situación típica en una conversación de negocios:

? Entonces, ¿seguimos adelante con este proyecto?
? Bueno, la verdad es que… creemos que tal vez deberíamos… chotto… mmmm…
? Ah, entendemos, vamos a olvidarlo entonces, si les parece bien.
? Ah, muchas gracias por su comprensión.

Después de algún tiempo en Tokio me pareció que necesitaba un pequeño tendedero en el patio de casa para no tener que colgar la ropa dentro cuando llueve. Pedí al equipo de mantenimiento del edificio que me hiciera una propuesta y un presupuesto. «Mmm ?decían mientras miraban con cara de desaprobación?, este tipo de cosas no son habituales en Japón». «No me importa ?les dije?, ustedes háganme, por favor, una propuesta y un presupuesto». «Chotto, mmmm…», me decían. Nunca me presentaron nada y no se volvió a hablar del asunto. Si la cosa hubiera sido al poco de mi llegada, yo habría insistido sin duda, poniéndolos en la tesitura de decirme que no lo veían, que no querían, que no sabían cómo hacerlo.

Esto es parte de esa cultura de trabajo japonesa que tan difícil, a veces imposible, nos resulta entender a los demás. ¿Cómo se las arreglan en negociaciones con occidentales para que esa falta de claridad a la hora de indicar una negativa no dé lugar a malentendidos? Es recurrente la anécdota de equipos negociadores occidentales que creen salir de la reunión con una respuesta positiva a sus intereses que no se ha dado en ningún caso.

En Japón es común la explicación de que estos valores se desarrollaron como consecuencia del cultivo del arroz, en el que hace falta la colaboración de mucha gente por el arduo trabajo que requiere y porque la necesidad de anegar el campo no permite respetar lindes particulares.

«Armonía» es un término con inmediatas connotaciones positivas, así como «conflicto» suena a negativo. No siempre, sin embargo, aquélla es mejor que éste. La búsqueda permanente de armonía puede dar lugar ?lo da de hecho en Japón? a conformismo, pensamiento único, falta de debate, dificultad para expresar las opiniones propias, lentitud en los procesos de toma de decisiones. Algo en apariencia positivo puede ocasionar una ristra de indeseadas consecuencias que no lo son tanto. Alex Kerr cita al psiquiatra y exministro de Sanidad y Bienestar, Miyamoto Masado: «En mi opinión, el concepto de armonía significa aceptación de las diferencias, pero cuando un japonés habla de armonía quiere decir negación de las diferencias y sumisión a la similitud».

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