
Cristianismo contracultural
El autor, que afirma haber pasado por tres confesiones cristianas –la metodista, la católica y la ortodoxa oriental–, recibe inspiración filosófica de Alasdair MacIntyre e influencia teológica de Joseph Ratzinger, el papa emérito Benedicto XVI. En su obra Tras la virtud, MacIntyre, un filósofo católico, considera fracasado el proyecto ilustrado de fundamentación racional de la vida moral, lo que desembocó en el emotivismo y el relativismo moral de la sociedad contemporánea, acorde con el subjetivismo o politeísmo axiológico de Max Weber. Su propuesta neoconservadora y preilustrada consiste en regresar a la ética de las virtudes de la tradición aristotélico-tomista. Frente al individualismo abstracto del liberalismo, intenta recuperar el comunitarismo aristotélico, que integra al individuo en su comunidad. Al final de su obra afirma que esperamos la llegada de un nuevo san Benito, aunque obviamente muy diferente del primero, y propone «la construcción de nuevas formas de comunidad» para dar continuidad a la vida moral en épocas de barbarie y oscuridad, como la que vivimos actualmente, en opinión del autor. También el papa conservador Benedicto XVI pensaba en el futuro de una Iglesia organizada en pequeñas comunidades de fieles, que vivieran su fe en contraste con la sociedad secularizada.