
Vivir filosóficamente
Cuando, en los años setenta, Pierre Hadot habló de «ejercicios espirituales» para referirse a la actividad de los pensadores de la Antigüedad, cuya mayor lección era entender la filosofía como una transformación de sí mismo o como una forma de vida, la idea deslumbró al ya entonces afamado Michel Foucault, quien, apoyado en algunos postulados nietzscheanos, decidió que la existencia de un filósofo no debía estar separada de su obra. Si bien los ejercicios de Foucault no fueron del todo espirituales, especialmente después de los viajes a Estados Unidos y las excursiones en la contracultura homosexual y sadomasoquista de San Francisco, lo cierto es que intentó demostrar que la verdadera prueba de una filosofía era vivir bajo sus reglas.