
La ciencia contra la religión
Jerry Coyne pertenece a un grupo creciente de autores que se declaran ateos militantes. La mayoría de ellos son biólogos, entregados, como no puede ser de otro modo en nuestros días, al estudio de la evolución de los organismos vivos. Escriben con elegancia y son bastantes mordaces. Entre los más conocidos cabe mencionar a Richard Dawkins y Sam Harris. Profundamente convencidos de que las religiones aúnan falsedad y peligro para el bienestar de la humanidad, elaboran argumentos contra la racionalidad de las creencias en lo sobrenatural. Sus razones carecen de novedad, pero no se les debe afear esta repetición. En su descargo hay que decir que participan –participamos– de la sociedad de consumo, donde todos los bienes, incluidos los de índole espiritual, llevan fecha de obsolescencia y la buena marcha del mercado exige su rápida sustitución, aunque sea por otros muy similares.