José Manuel Sánchez Ron
Pocos personajes hay en la historia de la humanidad que posean el interés y la grandeza de Isaac Newton (1642-1727), posiblemente el intelecto más poderoso del que tiene noticia la historia; «el último de los magos, el último de los babilonios y de los sumerios», según la tan atractiva como equívoca caracterización que de él hizo John Maynard Keynes, pero sin duda también, y sobre todo, el primero de los auténticamente modernos, aquel a quien debemos la esencia del método científico. Newton realizó contribuciones capitales a la ciencia: en la física completó el edificio de la dinámica, al que se habían acercado –entre otros– investigadores de la talla de Galileo y Descartes, desarrolló una teoría de la fuerza gravitacional –en
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