Obra coherente
Se podría escribir una reseña breve de esta edición de los cinco libros de Claudio Rodríguez (1934-1999) partiendo de lugares comunes como «el poeta de la ebriedad», pero resulta que son estos lugares comunes los que han dificultado la comprensión de su obra. Hasta los años ochenta, por lo menos, Rodríguez era un poeta admirado pero muy poco leído. Don de la ebriedad (1953) era supuestamente un libro inmaduro, producto de una especie de delirio juvenil. Conjuros (1958) representaba el costumbrismo rural de la época, mientras que Alianza y condena (1965) se podía leer como un poemario típico de la poesía «crítica» de los años sesenta. En 1980, cuando yo estudiaba la literatura española en Madrid, estos libros ya no