1 julio, 2002
Crear PDF de este artículo. Unas breves líneas de carácter informativo: el camino de Junichiro Tanizaki (Tokio, 1886-Yugawara, 1965) está dividido en dos etapas; como joven escritor se mueve en dirección a la tradición literaria occidental, lo que puede advertirse en sus primeros cuentos, que se encuentran recogidos en el volumen Cuentos crueles (Seix Barral, 1968); pero a partir de su cambio de residencia de Tokio a Osaka parece volverse al sentido de vida y belleza de la tradición japonesa. Su novela Hay quien prefiere las ortigas (Seix Barral, 1963) recoge ya este cambio; publicada en 1929, muestra el conflicto entre tradición y modernidad a través de una relación matrimonial. En 1932 emprendió un trabajo monumental: la traslación al japonés
Crear PDF de este artículo. Probablemente nos lo tengamos merecido. Han sido milenios de opresión y desprecio: desde la extinción del matriarcado no hemos parado de hacerles la puñeta con diversa fortuna. Todavía hoy mismo, es cosa sabida, la inmensa mayoría de la riqueza del planeta está en manos de los hombres. El 98% de los puestos de alta decisión está ocupado por ellos: nosotros. Y no existe ni un solo país en el mundo –ni uno solo– en el que los salarios de las mujeres sean iguales a los de sus colegas masculinos. Y todo eso sin hablar de la violencia de género, aventada a diario con trágicos partes de una guerra universal en la que las víctimas caen
Crear PDF de este artículo. A finales del siglo XIX y principios del XX empezaron a fijarse los elementos estéticos y temáticos, y hasta los códigos expresivos que todavía están vigentes –sucesión de viñetas, «globos» sustentadores de los diálogos, onomatopeyas– de esas historietas gráficas que se han venido a denominar tebeos o cómics. Producto de la prensa periódica, las narraciones ilustradas con dibujos más o menos caricaturescos han buscado el entretenimiento popular a través de la creación de niños singulares, personajes estrafalarios o aventureros sorprendentes, y desde el primer momento se acomodaron a lo que pudiera estimarse su condición de género particular, residual, subgénero de lo narrativo. La comedia de costumbres, lo policíaco o detectivesco, aventuras en escenarios exóticos o
Crear PDF de este artículo. Horacio Castellanos Moya (Tegucigalpa, El Salvador, 1957) lleva publicando desde 1981 novelas y libros de relatos que le han otorgado una importante notoriedad en el panorama actual de las letras centroamericanas, llegando a ser considerado por algunos salvadoreños como el novelista de culto del momento, si bien es cierto también que esta fama se ha nutrido en buena medida de efectos colaterales a los estrictamente literarios. De hecho, ha debido exiliarse en más de una ocasión a causa de las amenazas de muerte recibidas tras alguna de sus publicaciones, portadoras de un contundente mensaje revulsivo contra la política y la sociedad de su país, como testimonia su –hasta ahora-novela más audaz y conocida: El asco
Crear PDF de este artículo. El normal caos del amor fue escrito en 1990 y publicado en España por la editorial El Roure en 1998. La presente edición en Paidós es, pues, una segunda edición, lo cual habla de su relevancia e impacto. Reconozcamos, de entrada, que el título del libro es un acierto, pues expresa muy bien el bullir de las relaciones en nuestra desconcertante actualidad. Y es que la insociable sociabilidad kantiana nos enfrenta hoy a una pluralidad de experiencias que cuestionan las viejas asignaciones de sexo, amistad, profesión, conmovidas todas por el proceso acelerado de una individualización llena de riesgos. Esta creciente individualización conforma el trasfondo de relaciones de nuestro mundo contemporáneo, destradicionalizado, incierto, caótico, en el
Crear PDF de este artículo. El XVI Premio Andalucía de Novela se decantó por un autor, Juan Antonio Bueno Álvarez (Barcelona, 1961), que viene pidiendo paso en la narrativa española con ademán decidido y convencimiento en sus posibilidades. Y no de otra manera cabría entender el gesto de escribir, con la que está cayendo ahí afuera, una novela realista pura y dura, a la vieja usanza, como es El último viaje de Eliseo Guzmán. Anteriormente Bueno Álvarez había publicado La verdadinútil (1999), novela bienhumorada con ribetes de realismo-mágico, y Las estrategias del bachiller (2001), narración iniciática para y de adolescentes, profesores y bedeles, en fin, otra cosa bien ajena a cuanto produce la llamada literatura juvenil. Eliseo Guzmán, el protagonista
Crear PDF de este artículo. Doctora en Ciencias de la Información, licenciada en Filosofía y Letras, bibliotecaria de profesión y corazón, Nuria Amat ha vivido en Colombia, México, Berlín, París y Estados Unidos y ha reiterado en novelas como El país del alma su convicción sobre el poder de las palabras para alambicar el más oculto de los recuerdos y paliar los agravios de la vida real. En Reina de América, la escritora barcelonesa plantea un viaje al centro de la coca, un periplo colombiano donde la muerte se manifiesta en ubicua alternancia con el papel de la escritura que nace de la derrota. Una tríada de personajes componen el pasaje: Rat, la narradora, es una cooperante catalana que ha
Crear PDF de este artículo. «En literatura sólo se sabe lo que se imagina», estas palabras cierran la última entrada («Zurich») de este libro de memorias y olvidos, escrito en forma de diccionario, una sui generis enciclopedia vital en la que cada palabra alienta e invoca los recuerdos, los viajes, las lecturas de un escritor que a sus setenta y cuatro años decide organizar narrativamente las voces que dan sentido al hilo de su existencia, pública y privada, troceada en el libro por la sugestión de las palabras. Personalidad extravertida, volcada al exterior, tiende a soslayar las vivencias íntimas, pues hasta el hermoso canto, atrio del libro, a la amistad se convierte en una reflexión teórica; por eso, aunque no
Crear PDF de este artículo. La Reina del Sur se integra en una literatura de bandidos admirables, admirables por su fuerte carga trágica y épica, y por una enorme capacidad de conectar con la tradición clásica del tempus fugit, que han creado, sobre todo, los nuevos escritores latinoamericanos: Plata quemada (Anagrama), del argentino Ricardo Piglia; Rosario Tijeras (Mondadori), del colombiano Jorge Franco Ramos; Bolero (Mondadori), del argentino Lázaro Covadlo o, con una tremenda brutalidad, La virgende los sicarios (Alfaguara), del colombiano Fernando Vallejo. (No sería difícil encontrar películas que comparten la misma atmósfera, como Profundo carmesí, del mexicano Arturo Ripstein.) Quizá porque Latinoamérica, si se busca determinada épica, determinada actitud, guarda un territorio especial para la ficción, Arturo Pérez-Reverte (Cartagena,
Crear PDF de este artículo. Son palabras de Herberto Padilla, cuya retractación y voto de fidelidad a la Revolución narra dramáticamente Reinaldo Arenas en sus memorias. Los poetas cubanos de aquellos tiempos ya no soñaban porque cantaban lo que veían o porque veían lo que no querían cantar. Reinaldo Arenas fue encarnizadamente de estos últimos. Su obra está planteada en su totalidad como un ajuste de cuentas contra la realidad que le tocó vivir. Contra el régimen castrista, en primer lugar, que lo persiguió, silenció y encarceló por homosexual y escritor disidente. Pero también, después, contra el ambiente adverso que encontró en Estados Unidos cuando logró huir de la isla en 1980. Sus compatriotas en el exilio no mostraron mucha
Crear PDF de este artículo. La obra del argentino César Aira es muy extensa (abarca cuentos, ensayos, traducciones, novela, teatro), pero se compone, especialmente, de novelas breves, o más bien de «novelitas», si aceptamos el término socarrón con que él mismo las apoda en Cumpleaños (Mondadori, 2001), también una «novelita», híbrida de ensayo y ficción, que se inicia como una reflexión sobre el saber equivocado, y termina a manera de lamento sobre la pérdida de energía. Aira ya no es joven, cumplió cincuenta años (nació en 1949); ya ha escrito mucho, pero no puede dejar de escribir: «Si dejo de escribir –declara en Cumpleaños–, es como si me quedara sin nada, como si se echara abajo un puente por el
Desde 1996 nuestro propósito es transmitir, a través del comentario bibliográfico, opinión cultural de altura a un público lector, muy formado y con intereses más amplios que los correspondientes a su especialidad.