
Los últimos utópicos
En junio de 1994, Peter Sutherland acudió al estrado para impartir la Tercera Conferencia Anual Conmemorativa Hayek ante el público congregado en el Instituto de Asuntos Económicos en Londres. Un avatar de los líderes de la Posguerra Fría, Sutherland estaba acostumbrado a deslizarse de un lado a otro, pasando de los negocios globales (presidente de Allied Irish Banks, presidente de British Petroleum y, más tarde, presidente del ubicuo Goldman Sachs International) al servicio civil global (comisario europeo de Competencia, representante especial de Naciones Unidas para la Migración Internacional). Ocupó durante su vida profesional suficientes sillones de presidente como para llenar un pequeño auditorio. En Londres anunció las deudas que tenía contraídas con Friedrich Hayek, el gran pensador austríaco, al presentar un modelo de integración global que habría de resolver una búsqueda que se había prolongado durante siglos.